sábado, 8 de febrero de 2014

NOTAS BICENTENARIAS Ing. José Ubaldo García. Boconó, Edo. Trujillo, Noviembre 2013 Teléfono 0414-7484364 GGCHACARO@HOTMAIL.COM

NOTAS BICENTENARIAS

Conciencia Americana

            Cuando la noticia de la muerte del Coronel Pedro Aldao y la pérdida de toda la guarnición de Calabozo llegó a Valencia, en Diciembre de 1813 la gente asustada se fue a la iglesia para pedir a Dios por la tranquilidad de aquel país, que en vuelta de 3 años había dejado de ser el campo de las tranquilas comarcas, para pasar a ser terreno de una guerra a muerte que amenazaba con acabar con toda la población. Eran esas precisamente las banderas de los seguidores del rey, quienes dejando a un lado los 300 años de dominio y explotación europea, gritaban en los pueblos que la culpa de todo la tenían los revolucionarios llamados patriotas, quienes habían desafiado el poder de la realeza con su inconformidad, cambiando la tranquila disposición de la colonia y sus normativas por una provincia sin el apoyo de las naciones del mundo y en la cual la inseguridad y el desorden había llenado todos los espacios.

            Cuáles eran las normativas coloniales que regían en américa antes de Abril de 1810? Pues en estos países existía un sistema de explotación controlado por España y sobre los cuales regían las pautas de la esclavitud y la jerarquía de la raza blanca para todas las acciones de la sociedad; en la que llegó a escribirse como legal que el trabajo de los hombres era solo para los indios, negros y mestizos, que los ascensos del campo militar no estaban disponibles para estos grupos y que para asistir a la escuela o para optar a un puesto en la administración pública era necesario demostrar la pureza de la sangre y los orígenes certificados de hombres y mujeres europeas. A todo este mundo de injusticias en las que no existían ni las mínimas garantías de libertad para la vida era la que los curas seguidores del Arzobispo de Caracas Don Narciso Coll y Pratt llamaban “la tranquilidad de antes”; eran también las condiciones que añoraban las oligarquías de entonces, quienes permanecían indiferentes ante la presencia de las tropas republicanas y clavaban el puñal de la traición por la espalda para apoyar a los realistas cuando sabían que los batallones se habían retirado para defender otros lugares.

            Por aquellos últimos meses de 1813 las batallas se sucedían en diferentes escenarios de Venezuela, los ejércitos perdían recursos y hombres en grandes cantidades y sin embargo se reponían con admirable rapidez, las poblaciones rurales de entonces apoyaban a la monarquía y entre muchos criollos había una condición de apoyo y protección a los realistas y la conformidad de las poblaciones era casi increíble.

            Después de la batalla de Araure el 05 de Diciembre de 1813 Bolívar se mueve con la tropa hacia el centro y aun cuando habían salido triunfadores, en el ,Corazón del héroe se sentía la angustia por organizar todas las defensas y la preocupación por cumplir con las tareas en los diferentes frentes. En San Carlos y Valencia El Libertador, acude de nuevo al concepto de “La Conciencia Americana” como una propuesta para indicar a las poblaciones que las provincias nuestras podían gobernarse con su propia gente y que las raíces de los pueblos formados en 300 años de mestizaje habían profundizado en estas tierras lo suficiente como para aspirar a la autonomía de las provincias y las libertades propuestas por los clásicos de la ilustración.

            Para establecer un patrón de comparación es importante mostrar las estadísticas demográficas para la Venezuela de 1810 que según Acosta Saignes: de un total de un millón de habitantes existentes, menos del 2% eran españoles y un 15% negros libres y esclavos, un 10% indios, 20% criollos y más de 50% pardos y mestizos. Para cuando salen los llaneros con Boves y Morales hacia la zona central de Venezuela, de un ejército de unos 4000 hombres solo existen unos 150 españoles en las tropas que con increíble descaro, enarbolaban la bandera amarillo y roja de la España y gritaban a los cuatro vientos viva Fernando VII. En un documento escrito por el padre Ambrosio Llamozas para el rey de España en 1815, se reconoce con absoluto desparpajo que las masas de llaneros seguían las banderas de la monarquía totalmente engañados y que solo eran tentados momentáneamente por los premios ofertados después de la toma de los pueblos consistentes en el botín de los saqueos y los despojos de las haciendas que incluían a las mujeres y todas sus pertenencias. La mayoría de los hombres pardos estaban contentos con la guerra en la que se acababa la dominancia de los mantuanos, las escalas sociales y militares cambiaron y las tierras eran repartidas para quienes las trabajaban.

            El 07 de Diciembre de 1813 desde San Carlos, Bolívar hace otro llamado a la participación ciudadana, es decir a la conciencia americana cuando dice: “Tenemos que lamentar un mal harto sensible: el de que nuestros compatriotas se hayan prestado a ser el instrumento odioso de los malvados españoles” y abre de nuevo la puerta a la felicidad para el regreso de todos aquellos que andan escondidos en los bosques o militando engeñados en las filas del Rey. En aquel día el Libertador decreta: “todo americano que se presente al juez de su pueblo, en el término de un mes, será admitido y no se le perseguirá por haber servido en el ejército español, o por haberse alistado en las cuadrillas de salteadores”.

            Eran los pensamientos del genio de américa y sus acciones para tratar de detener el vendaval de traiciones que se venían encima en aquel Diciembre de la joven II República. Eran las luchas de un genio que se autodenominaría “El hombre de las dificultades”, y al que la historia guardaría un lugar muy especial.


Ing. José Ubaldo García

Boconó Edo Trujillo,  Diciembre 2013

NOTAS BICENTENARIAS Ing. José Ubaldo García. Boconó, Edo. Trujillo, Noviembre 2013 Teléfono 0414-7484364 GGCHACARO@HOTMAIL.COM

La Villa de Calabozo

            Mientras que las tropas republicanas salían triunfadoras en Araure (05 Diciembre de 1.813), el terrible Boves se preparaba para dejar la población de Guayabal y con un ejército de unos 3.000 hombres que había preparado en los últimos dos meses, cruzó el río Guárico por el paso de Guatarama buscando reconquistar sus viejas querencias de Calabozo.

            La villa de todos los Santos de Calabozo fue una ciudad fundada en el año 1724, por el religioso Fray Salvador de Cádiz en el lugar donde existía una misión de indígenas desde unos años antes. Según se cuenta en aquella región se estableció el español José Tomás Rodríguez, como comprador de ganado y montó una pulpería en la que se vendían víveres, sal, aguardiente, tabacos y otras mercancías necesaria para la producción ganadera. Por escritos de varios historiadores se conoce que en un principio el joven español participó en favor de la independencia, pero que por algunas complicaciones con sus vecinos de la ciudad de Calabozo fue hecho prisionero, situación que le originó odios y resquemores contra los republicanos y una vez que fue liberado por la tropa realista de Eusebio Antoñanzas, se incorporó a las filas españolas en las que sobresalió rápidamente y logró ascensos en la escala militar hasta llegar a ser un líder al que llamaban “El taita” y que mantenía una gran dominancia sobre los hombres de la sabana que lo seguían con una increíble ceguera, con la esperanza puesta en los cambios prometidos  y con el miedo a la muerte marcado en todas las acciones.

            Después del descalabro del 14 de Octubre de 1813, las huestes de Boves y Morales, se fueron a Guayabal y desde allí una vez restablecidas, vuelven sobre la capital del Guárico; por los espías se han enterado que el Coronel Juan Vicente Campo Elías fue llamado por Bolívar para atender la resistencia en San Carlos y entonces aquel hombre al que la historia bautiza como “el azote del cielo”, monta sobre brioso caballo y lideriza las avanzadas de los lanceros que vienen por la revancha.

            En la Villa de Calabozo habían quedado unos 900 hombres para la defensa al mando del Coronel Pedro Aldao, un español aliado a los republicanos. Las gentes de la ciudad entraron en el terror de los sentenciados, cuando supieron de las avanzadas realistas y se enteraron de las atrocidades cometidas por aquellos hombres sin escrúpulos, que colgaban de los arboles a todo el que encontraban en los caminos. En la Villa del Rastro dejaron sus señales de muerte: cuerpos empalados, ceibas de cadalso y una bandera negra con calavera y huesos cruzados como piratas de los siglos anteriores. El Comandante de la guarnición dispuso la tropa para dar seguridad a la población y ayudar a la evacuación hacia el vecino pueblo de El Sombrero. A su regreso se encontró con el ejército de Boves sin poder entrar a la ciudad para resistir sus ataques y preparó la defensa en las afueras, en un lugar llamado el Paso de San Marcos. El Coronel Pedro Aldao y sus oficiales Padrón y Pedro Castillo tal vez  no conocían la cantidad de caballería que tenían por enemigos y guarecidos en un viejo corral de la hacienda enfrentaron las cargas de los enardecidos lanceros y fueron arropados completamente por una tropa que los triplicaba y que mantenía mejor posición para el combate. En el Paso de San Marcos el 10 de Diciembre de 1830 murieron todos los 900 hombres de la guarnición y su guarnición y sus oficiales.

            José Tomás Boves tomó venganza de la batalla perdida hacía dos meses atrás y caminó sin prisioneros hacia la ciudad de Calabozo, allí entraron en desfile simbólico llevando las cabezas de los oficiales patriotas clavadas en sus lanzas, como trofeos macabros para que los pocos pobladores supieran que de ahí en adelante la guerra era a muerte entre las castas y que todos los blancos morirían para dejar sus posesiones de casas y tierras para los pardos y mulatos que acompañaban a su nuevo caudillo.

            Para el atardecer de aquel día el ascendido General Boves mandó a degollar a más de cien españoles que lo habían esperado creyendo que por ser paisanos salvarían sus vidas, así mismo desterró a todas las mujeres y llamó a sus predios al padre Ambrosio Llamozas a quien perdonó y declaró como capellán de todo aquel ejército de lanceros, para el cual pedía sus oraciones por cuanto pensaba que Dios estaba con todos y que se ponía en contra de los llamados patriotas. Existen quienes dicen que aquel hombre por aquellos días se declaró como una herramienta de la ira de Dios en la tierra y que por lo tanto podía disponer de todas las vidas y todos los recursos que había por aquellos mundos.

            Con estos acontecimientos se cierra el año de 1813 en las luchas por la independencia venezolana y cuando las noticias de la matanza llegan a Valencia, Bolívar se entera entonces de la verdadera dimensión de las dificultades que vienen. Cuales serían entonces los pensamientos del Libertador en su afán de ganar todas las Batallas? Cuales serían los miedos y las esperanzas de todos aquellos hombres y mujeres que soñaban con una república propia? Por aquellos días los vientos huracanados venían desde la llanura y ya llegaban las humaredas de sus avanzadas, es por eso que los historiadores han llamado al nuevo año, el año terrible, porque es durante 1814 que la guerra llega hasta los niveles de exterminio y la humanidad propia de los hombres parece haberse convertido en una salvaje mascarada.

NOTA:

Marengo: Batalla ganada por napoleón Bonaparte el 14 de Junio de 1800, frente a los austriacos, cerca de Alessandria en Italia, que tuvo mucha importancia para los avances y logros de las tropas francesas.

Una Carga de Plata: Es una cantidad referida al peso que soporta una bestia de carga, es decir, los dos bultos o maletas que se colocan a cada lado sobre la enjalma de las mulas, una carga es aproximadamente 90 kg. Ejemplo una carga de café o de maíz.



Ing. José Ubaldo García

Boconó Edo. Trujillo, Diciembre 2013

NOTAS BICENTENARIAS Ing. José Ubaldo García. Boconó, Edo. Trujillo, Noviembre 2013 Teléfono 0414-7484364 GGCHACARO@HOTMAIL.COM

Gloria en Araure

            Bolívar se mueve incansablemente en el Centro Occidente de Venezuela y prepara las tropas para enfrentar a los españoles, que después de haber obtenido el triunfo en Barquisimeto (Octubre 1813) se hacen más peligrosos y por los espías enviados se sabe que el comandante Don José Ceballos se mueve hacia el llano para tratar de juntarse a el Sanguinario José Yáñez que viene con unos 3.000 hombres desde Barinas y Guanare.

            Los refuerzos patriotas marchan desde Caracas y se encuentran con las avanzadas realistas que salieron del Castillo de Puerto Cabello, que son batidos en Vigirima, (25 Noviembre 1813) situación que llenó de entusiasmo a los jóvenes soldados que ahora caminan hacia San Carlos para sumar voluntades en la lucha por erradicar el poder español.

            Después de muchas dificultades Bolívar se reúne en San Carlos con sus hombres, allí están de nuevo listos para la batalla: El General Rafael Urdaneta, el Coronel Vicente Campo Elías, El Coronel Luciano D´elhugar, el Coronel Villapol, El Coronel Palacios, el Coronel Rivas Dávila y el Mayor Manuel Márquez. De nuevo una gran amenaza se cierne sobre la joven república, ya los jefes realistas han juntado sus ejércitos y esperan en Araure por los avances de los patriotas.

         El secretario Pedro Briceño Méndez escribe sobre estos acontecimientos “en la tarde del 04 de Diciembre de 1813, nuestra descubierta dio con la guardia enemiga, poco antes de llegar a Araure, el enemigo salió de la villa a esperarnos; pero la noche se acercaba y se creyó más conveniente diferir la batalla para el día siguiente”. Dios Santo! Como sería aquello de descansar para madrugarle a la pelea? Que sentimientos pasarían por las mentes de todos aquellos hombres? Que valentía para soportar las tensiones de saber que por la mañana la muerte andaría suelta por aquellas sabanas y el destino de la patria pendiente de la fuerza y pujanza de sus acciones!

            Cuenta Rafael Urdaneta que por la noche y bajo las sombras se movió el ejército español para adoptar mejores posiciones para la infantería, y fue a ubicarse junto a una laguna con el bosque a su espalda para cubrir la caballería de los fuegos. Al amanecer El Libertador puso en marcha la tropa para buscar al enemigo y fue el Mayor Manuel Manrique quien atacó con su batallón, empeñando una lucha desigual que casi acabó con todos sus hombres. El ejército patriota era inferior en número y éste primer movimiento puso en peligro el éxito de la batalla. Pedro Briceño Méndez cuenta en sus memorias que: “El general Bolívar que conoció en el momento su peligrosa situación, tomó el partido que debía, procuró inspirar confianza a sus tropas y dio orden expresa a la reserva de caballería para matar a todo aquel que huyera o se apartara de nuestra línea. Nuestra infantería marchaba valientemente sobre la enemiga sufriendo un fuego horroroso de artillería y fusil. Bolívar vio perdida la batalla y para contener al enemigo fue volando a ponerse al frente de nuestra reserva compuesta por los Dragones de Caracas y Lanceros de Ospino”.

            En la batalla de Araure participó el Libertador directamente en la lucha cuerpo a cuerpo y con su ejemplo, movió a los hombres para soportar las cargas y sobreponerse a un fracaso que ya parecía ganar el corazón de sus soldados. La caballería enemiga no resistió el choque y huyó en desbandada, siendo perseguidos y en un momento el triunfo que el enemigo contaba, quedó en manos de las armas de la República.

            Para los realistas las pérdidas fueron grandes, toda su artillería, municiones y estandartes cayeron en manos de los vencedores y quedó el campo cubierto de muertos y heridos. El boletín escrito desde el cuartel general de la Aparición de la Corteza el día 05 de Diciembre de 1813 y  firmado por Tomas Montilla dice: “se tomaron 10 cañones de bronce, 19 cargas de pertrechos, 30.000 cartuchos, 6 sacos de plata, 10 cargas de acero, lanzas y víveres, 40 cajas de guerra, más de 1.000 fusiles, 500 cartucheras, 4 banderas, entre ellas las de Numancia y 300 prisioneros” “todos los oficiales han tenido en este día una memorable conducta, mostrando a sus nobles soldados que son dignos de titularse Jefes de los Libertadores de la República”.

            El triunfo del 5 de Diciembre en Araure fue una de las mayores glorias para el ejército patriota, logrando detener los ímpetus españoles. Daniel Florencio O´Leary en sus memorias la llama EL MARENGO de las batallas de Bolívar, y con ella se detienen las fuerzas de los Corianos y Llaneros, quienes derrotados huyen hacia el Apure para tratar de restablecerse.

            Bolívar en una proclama firmada en San Carlos el 7 de Diciembre, entre otras muchas cosas dice: “La providencia, irritada de tantos crímenes, ha permitido que muchos perezcan al filo de la espada victoriosa de la justicia en los campos de Araure y que sus restos miserables huyan de nuestro territorio, seguidos de la infamia y de la execración que merecen sus delitos”.

            Cuando hablemos de Araure en aquel día de Diciembre, es necesario agregar que fue tal vez la más importante de las batallas, por cuanto en aquellos campos quedaron los cuerpos y se tomaron las armas con los cuales los españoles prácticamente se sentían dueños de la república; y desde la comodidad de nuestros días, tratar en lo posible de entender la fuerza y hombría de aquella gente nuestra que no se sintieron doblegados por la superioridad y que siempre pusieron por delante, la venganza de las sangres mezcladas como una herencia de valentía y coraje suficiente para no permitir las injusticias de los siglos de dominancia europea. Para muchos historiadores fue en Araure donde el caraqueño Don Simón Bolívar, se liberó de los miedos y se graduó de estratega y soldado, y que con esa dualidad, andará los próximos 17 años de guerra hasta el último suspiro en San Pedro Alejandrino.

NOTA:

Marengo: Batalla ganada por napoleón Bonaparte el 14 de Junio de 1800, frente a los austriacos, cerca de Alessandria en Italia, que tuvo mucha importancia para los avances y logros de las tropas francesas.

Una Carga de Plata: Es una cantidad referida al peso que soporta una bestia de carga, es decir, los dos bultos o maletas que se colocan a cada lado sobre la enjalma de las mulas, una carga es aproximadamente 90 kg. Ejemplo una carga de café o de maíz.



Ing. José Ubaldo García

Boconó Edo. Trujillo, Diciembre 2013

Cristóbal Mendoza: Un sabio no muere nunca

(Domingo, 8 de Febrero de 1829)
Cristóbal Mendoza: Un sabio no muere nunca
Estadista, jurisconsulto, historiador y periodista, Cristóbal Mendoza, quien llega a ser el primer presidente de la República (1811), nace Trujillo, el 23 de junio de 1772.
Licenciado en Artes (filosofía) del la Universidad de Caracas y Doctor en Derecho Civil y Canónico de la Universidad Santo Tomás de Aquino (Santo Domingo), en 1797. Mendoza recibe, tras años de preparación, el título de abogado, otorgado entonces por la Real Audiencia de Caracas, y a partir de entonces, ejerce su profesión en diversas poblaciones del territorio nacional.
Como protector de naturales de la provincia de Barinas (que para la época comprendía también el actual estado Apure), se dedica a la defensa de los indígenas desvalidos. Desde la provincia llanera, se suma al movimiento independentista que emprendieron los criollos caraqueños el 19 de abril de 1810.
Ese mismo año, Mendoza organiza en la provincia llanera una Junta de Gobierno local y lanza, junto a los patricios barineses, la proclama: "Paz y tranquilidad son nuestros deseos. Morir o ser libres nuestra divisa".
Poco después es elegido diputado para representar a Barinas ante el Congreso Constituyente de 1811, pero no llega a ejercer el cargo porque el propio Congreso le designa a la cabeza del Triunvirato Ejecutivo que ejerce para la época el gobierno del país, haciendo de él el primer presidente de una Venezuela aún no constituida en Estado soberano. Además de Cristóbal de Mendoza, Juan de Escalona y Baltasar padrón formaban el Triunvirato y se turnaban semanalmente el ejercicio de la presidencia. (Este fue el primer Triunvirato que se formo en Venezuela desde el 6 de Marzo de 1811 al 21 de Marzo de 1812).
A la caída de la Primera República, como la mayoría de los próceres tuvo que emigrar en 1812 y se refugia en Nueva Granada, actual República de Colombia. En territorio colombiano, tiene noticias de que, el entonces brigadier, Simón Bolívar se dispone a libertar a Venezuela y se une a él, de quien ya no se separará hasta alcanzar su causa independentista. Luego de la victoriosa Campaña Admirable el Libertador nombró a Mendoza Gobernador de Mérida; y casi inmediatamente fue nombrado Gobernador Político de Caracas.
Es Cristóbal Mendoza quien propone al Cabildo Abierto celebrado en Caracas, en 1813, que confiera a Bolívar el título de Libertador. Su admiración hacia el Padre de la Patria, fue creciendo con la convivencia. A partir de 1821, ejerció el cargo de Ministro de la Corte de Justicia, por espacio de cinco años.
En 1826, inicia la edición de la primera gran obra histórica para el estudio de Bolívar, titulada Colección de documentos relativos a la vida pública del Libertador de Colombia y del Perú, Simón Bolívar.
Durante el año de 1826, en tiempos de la Gran Colombia, Mendoza es nombrado Intendente del Departamento de Venezuela por el Vice-presidente Francisco de Paula Santander, tiene que enfrentar el movimiento separatista de La Cosiata, liderizado en Valencia por José Antonio Páez. En la Asamblea celebrada en Caracas, se opone a los enemigos de Bolívar y a los que proponen la disolución de la Gran Colombia. Pero pronto las intrigas en su contra y una grave enfermedad, le hacen aparterse de la vida pública.
A mediados de 1828, renuncia a su cargo de intendente y muere en una hacienda en las afueras Caracas, el 8 de febrero de 1829. Ya para este entonces, se podía hacer un balance de una vida austera, honrada, de una probidad sin mancha. Bolívar lo llamó: "modelo de virtud y bondad útil".
Cristobal Mendoza, primer presidente de la Repùblica, contaba con 56 años cuando murió y dejaba una familia numerosa y desgraciada.
Simón Bolívar, al contestarle la última carta que el patricio le escribió, le dice: «No puedo soportar la idea de lo que usted me dice sobre su familia....Un sabio nunca muere, pues no hace otra cosa que mejorar de carrera....»
El General Páez, por su parte, cuando solicitaban a Mendoza desde Ocaña, en 1828, escribió al Libertador: «Me he opuesto a que el Doctor Mendoza vaya a la Convención, como representante elegido de la Provincia de Mérida; dejando Mendoza el puesto, se abre la puerta a la corrupción y mala fe de los empleados; este hombre les impone respeto por su saber, probidad y severidad, y tiene también a los godos en continuas zozobras».

viernes, 7 de febrero de 2014

Muere Agustín Codazzi

(Lunes, 7 de Febrero de 1859)
Muere Agustín Codazzi
El 11 de julio de 1793 nace en Massa Lombarda, Lugo, Italia, el geógrafo Agustín Codazzi. Venido a la América muy joven, conoció al Libertador en Bogotá, en 1819. Convencido republicano, prestó innumerables servicios a la Nueva Granada y a Venezuela. En homenaje a este país, que amó fervorosamente, escribió el Resumen de la Geografía de Venezuela y su incomparable Atlas Físico y Político de Venezuela, obra de gran aliento.
Se distinguió también Codazzi por su acendrado bolivarianismo. Fue fundador de la Colonia Tovar. Murió este recio hombre en Pueblito, cerca de Santa Marta, Colombia, el 7 de febrero de 1859.
LA COLONIA TOVAR

Ciudad del estado Aragua de Venezuela, capital del municipio Tovar. Situada a 1.796 m en las cabeceras del río Tuy en la serranía del Litoral Central de la cordillera de la Costa. Superó su aislamiento en 1963 con la carretera a Caracas, seguida por otra a La Victoria. Actividades turísticas con numerosos hoteles, restaurantes, cecinerías y talleres de cerámica. Proporciona servicios administrativos y comerciales a su zona de influencia, donde se desarrolla una agricultura intensiva de hortalizas, flores y frutos de altura. Su atractivo se fundamenta en su arquitectura de formas y técnicas alemanas y en los modos de vida de sus pobladores, descendientes de inmigrantes de la Selva Negra. Fue fundada en 1843 por colonos alemanes, primera inmigración dirigida a Venezuela por el geógrafo Agustín Codazzi. Población (1990), 3.373 habitantes.
El 8 de Abril de 1843 llegan los primeros inmigrantes, 373 alemanes, a la Colonia Tovar. La idea de establecer este grupo de inmigrantes a 2000 metros de altura fue de Agustín Codazzi. Manuel Felipe Tovar donó los terrenos y Martín Tovar sirvió de fiador al grupo.

Potosí asombro del Universo

(Martes, 7 de Febrero de 1826)
El 7 de febrero de 1826 entra el Libertador a Lima, en medio de los más cálidos homenajes, después de haber libertado cinco Repúblicas y clavado en el Potosí las banderas de las nuevas naciones.
Bolívar se había extasiado en el Potosí, en cuya cumbre expresó: «En cuanto a mí, de pie sobre esta mole de plata, cuyas venas riquísimas fueron durante trescientos años el erario de España, yo estimo en nada esta opulencia cuando la comparo con la gloria de haber traído victorioso el estandarte de la libertad desde las playas ardientes del Orinoco para fijarlo aquí, en el pico de esta montaña, cuyo seno es el asombro y la envidia del universo».

Bolívar jefe supremo

Miércoles, 7 de Febrero de 1816)
El 7 de febrero de 1816, en un barrio de Los Cayos (Haití), en casa de Juana Bourvil, a los gritos de ¡Viva Venezuela!, Simón Bolívar es elegido por una asamblea de patriotas venezolanos y granadinos como Jefe Supremo, y le confieren toda la autoridad civil y militar para organizar la expedición que debía salir de Los Cayos.
En esta población se encontraban más de seiscientos emigrados de Venezuela y Nueva Granada. A esta reunión de patriotas asistieron, entre otros, Santiago Mariño, Manuel Piar, Gregorio Mc. Gregor, Francisco Bermúdez, Luis Brión, Carlos Soublette, Pedro Briceño Méndez, Bartolomé Salom, Manuel Valdés, José Antonio Anzoátegui, Chipía, Tomás Hernández, Vicente Landaeta, José Gabriel Pérez, Ducodray Holstein, Chamberlain, Demarquet, el comisionado Marimón, Francisco Antonio Zea, José Ucrós...
Atrás quedarían las intrigas de los mismos hermanos, el duelo a que retó Montilla a Bolívar, evitado por la oportuna intervención de Marimón; el desafío de Mariño a Brión; las peleas entre Ducodray Holstein y Soublette; la intriga de Bermúdez ...en fin, éste y Montilla se quedarán fuera de la expedición, y santo remedio ... por los momentos. Al fin y al cabo, Bolívar es el Jefe Supremo.

jueves, 6 de febrero de 2014

Raimundo Andueza Palacio

(Lunes, 6 de Febrero de 1843)
Raimundo Andueza Palacio
Auspiciado por Rojas Paúl, y, en consecuencia, por el liberalismo guzmancista, llega al Poder Raimundo Andueza Palacio el 20 de marzo de 1890. Este Presidente había nacido en Guanare, estado Portuguesa, el 6 de febrero de 1843. Tenía, pues, 47 años para el momento de asumir la Presidencia.
La elección de Andueza fue hecha, tal como lo establecía la Constitución, por el Consejo Federal. Sólo que el nuevo Presidente quiere reformar la Constitución porque dos años le parecen muy poco tiempo para gobernar, y en ese querer prolongar su Gobierno le sobrevino el aventón.
Andueza Palacio hizo sus primeros estudios en Guanare, completó allá el Bachillerato en Ciencias Filosóficas (1858) y hasta inició en su tierra natal la carrera de Derecho, que culminaría en la Universidad de Caracas con la licenciatura, primero, y luego con el grado de Doctor en Derecho Civil, en 1874.
Su condición de Secretario del Presidente de la República en 1866, a los 23 años de edad, le brindó la oportunidad a Andueza de conocer el Poder de cerca. El virus de la política se le sembró en los huesos y continuó ininterrumpidamente: tiene 26 años cuando derriba de una bofetada a un intruso que se cuela en el famoso baile de Guzmán Blanco el 14 de agosto de 1869, y desde entonces se hace agradable a la vista del futuro Autócrata, quien lo escogerá luego, en 1874, para que pronuncie en el Panteón el discurso en honor a Falcón.
Andueza será Diputado, Senador y Presidente del Congreso; Ministro de Relaciones Exteriores, de Hacienda, de Instrucción Pública, de Relaciones Interiores; es decir, toda una carrera de activismo político en los Gobiernos de Falcón, Guzmán, Linares Alcántara, Crespo y Rojas Paúl; además de dos pasantías por la Presidencia de la República, en ausencia de Guzmán y de Linares Alcántara.
Andueza fue un notable tribuno y periodista. Tenía buen carácter y buenas ganas de continuar en el Poder. Por eso, al vencérsele el período el 20 de febrero de 1892, con el pretexto de reformar la Constitución para alargar el mandato, se aguantó cuatro meses más, hasta que fue obligado a entregar el Gobierno en manos del Presidente del Consejo Federal, Guillermo Tell Villegas.
Salió Andueza Palacio al exilio. Regresó en 1898, y al año siguiente es Ministro de Relaciones Exteriores, colgado de la espada victoriosa de Cipriano Castro. Andueza muere en Caracas, el 17 de agosto de 1900. El Cabito lo calificó de «servidor fervoroso de la causa liberal y notable hombre público».
EL GOBIERNO DE RAIMUNDO ANDUEZA PALACIO
Rojas Paúl escogió para sucederle, al Dr. Raimundo Andueza Palacio, quien fue electo Presidente y ejerció el gobierno entre 1890 y 1892. El gobierno de Andueza Palacio se inició bajo los mejores auspicios, en medio de un clima de paz y de bonanza económica que venía de los años de Guzmán Blanco. A ello contribuían también las condiciones personales de Andueza, hombre de pura estirpe civil, "tipo neto de intelectual, de brillante inteligencia y muy vasta ilustración, antípoda, por lo tanto del caudillo formado en los campamentos, que había sido, era y fue después el peligro y la desgracia de la vida política venezolana". Pero no obstante estas condiciones favorables, Andueza Palacio como Presidente fue un hombre "débil de carácter, sensual y cínico; más dado a aprovechar las oportunidades de placer que le brindaba su posición que a asumir las graves responsabilidades de la misma".
Al término de su período se propuso llevar a cabo las reformas constitucionales iniciadas por su antecesor Rojas Paúl, con el objeto de seguir en la Presidencia. Empeñado en esta maniobra continuista, Andueza Palacio hizo aprobar la reforma constitucional por las Municipalidades y Asambleas Legislativas, y pretendió que el Congreso Nacional la sancionara. Pero el Congreso, dominado por los partidarios del General Joaquín Crespo, se opuso a la maniobra y sostuvo su respeto a la constitución según la cual la reforma sólo podía entrar en vigencia un año después de aprobada por el Congreso. Al mismo tiempo, la mayoría del Congreso denunció públicamente la maniobra y llamó al General Crespo a defender la legalidad.
Crespo se alzó contra el gobierno de Andueza Palacio, al frente de la llamada ."Revolución Legalista". Cuatro meses después de una lucha que pudo haberse decidido en pocas semanas a favor de los revolucionarios, Andueza Palacio renuncio y se embarcó para el extranjero, dejando encargado de la presidencia al Dr. Guillermo Tell Villegas, miembro del Consejo Federal, en junio de 1892. Villegas trató de concertar la paz con Crespo; pero éste se negó a reconocer su gobierno, anarquizado y dividido. El encargado se fue al extranjero, y en medio de la mayor confusión se puso al frente del Ejecutivo su sobrino Guillermo Tell Villegas Pulido, quien al cabo de un mes se marchó también, dejando la ciudad sin autoridad, conmovida por desórdenes y saqueos, para ser ocupada poco después por Crespo, al frente del ejército de la Revolución Legalista.

Páez toma las Flecheras

(Viernes, 6 de Febrero de 1818)
Pensando en la conveniencia de tomar a Caracas, Bolívar concibe la idea de atravesar el río Apure, pero no tiene las flecheras necesarias.
El 6 de febrero de 1818 expone su plan a Páez y éste le dice que puede contar con las embarcaciones españolas que estaban del otro lado del río. Al preguntarle Bolívar que cómo las tomaría, Páez le responde que lo hará con la caballería.
-¿Dónde está esa caballería de agua? Porque con la de tierra no se puede hacer tal milagro.
Entonces, Páez escoge cincuenta de sus mejores lanceros de la Guardia de Honor, se lanzan a las aguas y nadando contra la corriente, con las lanzas en la boca, llegaron hasta las embarcaciones y las abordaron de inmediato, causando tal pánico entre los realistas que casi no pudieron defenderse y atemorizados hicieron algunos disparos abandonaron las embarcaciones y se arrojaron al agua para salvarse en la orilla opuesta.
Este episodio, que presenció el Libertador lleno de asombro, se conoce con el nombre de Toma de las Flecheras, en el Paso del Diamante, este río tiene 700 metros de ancho en este punto.

lunes, 3 de febrero de 2014

Cronología: “Decenio Militar en Venezuela 1948-1958”/ Napoleón Camacho.

foto: Napoleón Camacho
La década militar de 1948-1958, constituye un foco de inagotable interés investigativo y, todavía hoy, de encendidas polémicas. Da cuenta del paso de un gobierno representativo de las Fuerzas Armadas a un poder personalista, concentrado en una camarilla y en progresivo distanciamiento de la institución militar. Encierra tres momentos cuyos voceros e intensidades autoritaria pueden ser diferenciados: La Junta Militar de Gobierno presidida por Carlos Delgado Chalbaud (1948-1950), la Junta de Gobierno encabezada por Germán Suárez Flamerich (1950- 1951), y el Gobierno de Marcos Pérez Jiménez , que se inicia como Presidente provisional a partir de las elecciones fraudulentas de 1952, se consolida en Abril de 1953, como Presidente Constitucional y se continua en virtud del plebiscito de 1957, hasta Enero de 1958.
El 14 de diciembre de 1947. Se celebraron las primeras elecciones presidenciales libres en Venezuela. Para elegir al sucesor de Rómulo Betancourt, Presidente de la Junta de Gobierno. Quien llega al poder tras un golpe de estado contra el Presidente de Venezuela, Isaías Medina Angarita. Llevado a cabo por una coalición de las Fuerzas Armadas y el  Político Acción Democrática, y que tuvo como principales cabecillas a Rómulo Betancourt y Marcos Pérez Jiménez.
A este hecho, el historiador Manuel Caballero, comenta lo siguiente: “el 18 de octubre de 1945 más que una fecha es una incitación al desencadenamiento de las pasiones. La finalización de una etapa de la historia política de Venezuela, iniciada el 22 de octubre de 1899, con la llegada de los Andinos al poder, y el comienzo de otra, en la que estarán presentes nuevos actores.”
Rómulo Gallegos resulta ganador de estas elecciones, convirtiéndose en el primer mandatario presidencial del siglo XX elegido de manera universal, directa y secreta por el pueblo venezolano. Toma posesión del cargo, el 15 de febrero de 1948. El cual ejerce por escasos nueve meses. El 24 de de Noviembre de 1948. Se gesta un golpe militar contra Rómulo Gallegos, encabezado por el Alto Mando Militar y se instala una Junta Militar, conformada por: Carlos Delgado Chalbaud (ex-ministro de defensa de Gallegos) quien la preside, Marcos Pérez Jiménez, y Luis Felipe Lloverá Paez. Al acceder al poder la Junta restituyó la vigencia de la Constitución de 1936, incluyendo la reforma de 1945; y prometió elecciones.
El 4 de diciembre de 1948. La Junta disolvió el Congreso, las Asambleas Legislativas de los Estados y los Concejos Municipales, y poco después inició la agresión en contra de los Medios de Comunicación, convirtiéndose en una dictadura.
El 13 de Noviembre de 1950. El Coronel Carlos Delgado Chalbaud, es asesinado en extrañas circunstancia, constituyéndose en el único magnicidio en la historia republicana de Venezuela. Se dice que el magnicidio fue ordenado por Marcos Pérez Jiménez. Pero su asesinato es orientado hacia un lamentable desenlace de un secuestro realizado motu proprio por Rafael Simón Urbina, para propiciar que Pérez Jiménez fuera Presidente, según razones de Urbina.
Delgado Chalbaud lo había despreciado en varias oportunidades y le había negado el reintegro de sus bienes, de los cuales había sido despojado luego de un juicio por peculado en los tiempos del Gobierno del General Eleazar López Contreras. Al día siguiente de la captura de Urbina, fue asesinado por efectivos de la  de  Nacional. El Asesinato del Coronel Delgado Chalbaud provoco una crisis Política Nacional y obligo a reorganizar la Junta Militar para mantener el orden nacional llamándola Junta de Gobierno presidida por Germán Suárez Flamerich.
El 30 de Noviembre de 1952. Se convoca a elecciones de diputados a la asamblea constituyente que modificaría la Constitución vigente y designar un Presidente provisional para Venezuela, en las cuales, el partido URD triunfa con amplio margen sobre el FEI (partido oficialista). El 2 de Diciembre DE 1952. Pérez Jiménez, desconoce el resultado electoral y con el apoyo de las guarniciones militares es proclamado Presidente provisional de Venezuela. El 5 de enero de 1953.
Se reunió en Caracas la asamblea constituyente, con los diputados elegidos por el Frente Electoral Independiente (F.E.I.) partido oficialista. La asamblea en su primera determinación ratifico al Presidente provisional de Venezuela, Coronel Marcos Pérez Jiménez en el ejercicio del cargo. Luego promulgo la Constitución, cuya característica resaltante fue la inmensa autoridad de que se revistió al Presidente de la Republica. El 17 de Abril de 1953. Se instala solemnemente el Congreso Nacional, siendo juramentado como Presidente Constitucional de Venezuela para el periodo 1953- 1958.
El 1° de Mayo de 1957. Los curas párrocos de Venezuela leyeron en los púlpitos una carta pastoral del Arzobispo de Caracas, Monseñor Rafael Arias Blanco. En ella se analizaba la situación obrera del país, se planteaban francamente los problemas de la clase trabajadora y se evocaba en sus términos esenciales la doctrina social de la Iglesia. Constituyéndose este hecho en uno de los grandes y olvidados episodios del último año de la dictadura de Pérez Jiménez.
El 14 de Junio de 1957. Se funda la Junta Patriótica por parte de los partidos URD, PCV, y COPEI. Por el respeto a la Constitución Nacional, contra la reelección de Pérez Jiménez y por un gobierno democrático. El 9 de Agosto de 1957. Acción Democrática se incorpora a Junta Patriótica. El 17 de Noviembre de 1957. Los estudiantes de la UCV se declaran en huelga contra el plebiscito y al día siguiente, la Seguridad Nacional asalta la ciudad universitaria de Caracas, de lo que resulta la detención de más de 200 estudiantes y profesores.
El 15 de Diciembre de 1957. Se realiza el plebiscito. Se anuncia la reelección del dictador, el General Marcos Pérez Jiménez, por cinco años más. El 1° de Enero de 1958. Estalla un movimiento militar en Maracay. Aviones de la  Aérea de Palo Negro sobre vuelan Caracas y bombardean a Miraflores. Precedida por una huelga de la prensa. 10 de Enero de 1958.
Un movimiento de la Marina replanteó la crisis y Pérez Jiménez logró controlar momentáneamente la situación, acosta de sacrificar a dos de sus colaboradores más cercanos, Laureano Vallenilla Lanz, hasta entonces, Ministro del Interior y Pedro Estrada, jefe de la policía. 14 de Enero de 1958. Se reorganizo el gabinete por segunda vez desde el día 10, y Pérez Jiménez asumió directamente el Ministerio de la Defensa. El 21 de Enero de 1958. Estalla a las 10 de la mañana, la huelga general contra la dictadura.
El 22 de Enero de 1958. Se sublevaron la Marina y la guarnición de Caracas, y Pérez Jiménez envió un emisario a la Escuela Militar con el fin de invitar a los militares alzados a negociar en Miraflores, pero éstos no asistieron a la cita. El 23 de Enero de 1958. En la madrugada, las Fuerzas Armada se suman al movimiento popular. Asume el poder una junta cívico-militar de gobierno, presidida por el Contralmirante Wolfgang Larrazábal e integrada por los Coroneles Pedro Jose Quevedo, Carlos Luis Araque, Roberto Casanova y Romero Villate.
Tal día como hoy, jueves, 23 de Enero pero de 1958. Los venezolanos celebran la caída de Pérez Jiménez, a la vez que protestan por la presencia en la Junta de Gobierno de Casanova y Romero Villate, reconocidos miembros del perezjimenismo; los cuales finalmente fueron obligados a renunciar y reemplazados, el día 24 de Enero de 1958, por los empresarios Eugenio Mendoza y Blas Lamberti. Con el objeto de facilitar el  de la Junta de Gobierno, se designó también un gabinete provisional compuesto por juristas, empresarios y ejecutivos, reservándose a un militar para el Ministerio de la Defensa, el Coronel Jesús María Castro León.
Posteriormente, la Junta de Gobierno convoca a elecciones para Diciembre de ese mismo año; se liberan a los presos políticos en todo el país, se amplía la Junta Patriótica con representantes de sectores independientes, ratificándose en la Presidencia de la misma al Periodista Fabricio Ojeda; se abre el proceso de castigo a los personeros del gobierno de Pérez Jiménez, regresan los exiliados. En esos días se iniciaba de manera definitiva, una nueva etapa en la historia de la Venezuela contemporánea.

Resumen sucinto de la vida del General Sucre

Martes, 3 de Febrero de 1795)
Resumen sucinto de la vida del General Sucre
(ESCRITO POR EL LIBERTADOR)
«U. créame, General, nadie ama la gloria de U. tanto como yo. Jamás un Jefe ha tributado más gloria a un subalterno. Ahora mismo se está imprimiendo, una relación de la vida de U. hecha por mí; cumpliendo con mi conciencia le doy á U. cuanto merece. Esto lo digo para que vea que soy justo: desapruebo mucho lo que no me parece bien, al mismo tiempo que admiro lo que es sublime.»- Bolívar- Al General Sucre.- (Párrafo de carta del Libertador.- Lima: 21 de febrero de 1825).
El General Antonio José de Sucre nació en la ciudad de Cumaná, provincia de Venezuela, el 3 de Febrero de 1795, de padres ricos y distinguidos.
Recibió su primera educación en la capital de Caracas. En el año de 1802, principió sus estudios en Matemática para seguir la carrera de ingeniero. Empezada la revolución se dedicó a esta arma y mostró desde los primeros días una aplicación y una inteligencia que lo hicieron sobresalir entre sus compañeros. Muy pronto empezó la guerra, desde luego el General Sucre salió a campaña. Sirvió a las órdenes del General Miranda con distinción en los años 11 y 12. Cuando los Generales Mariño, Piar, Bermúdez y Valdez emprendieron la reconquista de su patria, en el año de 13, por la parte oriental, el joven Sucre les acompañó a una empresa la más atrevida y temeraria. Apenas un puñado de valientes, que no pasaban de ciento, intentaron y lograron la libertad de tres provincias. Sucre siempre se distinguía por su infatigable actividad, por su inteligencia y por su valor. En los célebre campos de Maturín y Cumaná se encontraba de ordinario al lado de los más audaces, rompiendo las filas enemigas, destrozando ejércitos contrarios con tres o cuatro compañías de voluntarios que componían todas nuestras fuerzas. La Grecia no ofrece prodigios mayores.
Quinientos paisanos armados, mandados por el intrépido Piar, destrozaron ocho mil españoles en tres combates en campo raso. El General Sucre era uno de los que se distinguían en medio de estos héroes.
El General Sucre sirvió al Estado Mayor General del Ejército de Oriente desde el año de 1814 hasta el de 1817, siempre con aquel celo, talento y conocimientos que los han distinguido tanto. El era el alma del ejército en que servía. Él metodizaba todo; él lo dirigía todo, más, con esa modestia, con esa gracia, con que hermosea cuanto ejecuta. En medio de las combustiones que necesariamente nacen de la guerra y de la revolución, el General Sucre se hallaba frecuentemente de mediador, de consejo, de guía, sin perder nunca de vista la buena causa y el buen camino. El era el azote del desorden y, sin embargo, el amigo de todos.
Su adhesión al Libertador y al Gobierno lo ponían a menudo en posiciones difíciles, cuando los partidos domésticos encendían los espíritus. El General Sucre quedaba en la tempestad semejante a una roca, combatida por las olas, clavando los ojos en la patria, en la justicia y sin perder, no obstante, el aprecio y el amor de los que combatía.
Después de la batalla de Boyacá, el General Sucre fue nombrado Jefe del Estado Mayor General Libertador, cuyo destino desempeñó con su asombrosa actividad. En esta capacidad, asociado al General Briceño y Coronel Pérez, negoció el armisticio y regularización de la guerra con el General Morillo el año de 1820. Este tratado es digno del alma del General Sucre: la benignidad, la clemencia, el genio de la beneficencia lo dictaron; él será eterno como el más bello monumento de la piedad aplicada a la guerra; el será eterno como el nombre del vencedor de Ayacucho.
Luego fue destinado desde Bogotá, a mandar la división de tropas que el Gobierno de Colombia puso a sus órdenes para auxiliar a Guayaquil que se había insurreccionado contra el Gobierno Español. Allí Sucre desplegó su genio conciliador, cortés, activo, audaz.
Dos derrotas consecutivas pusieron a Guayaquil al lado del abismo. Todo estaba perdido en aquella época: nadie esperaba salud, sino en un prodigio de la buena suerte. Pero el General Sucre se hallaba en Guayaquil, y bastaba su presencia para hacerlo todo. El pueblo deseaba librarse de la esclavitud: el General Sucre, pues, dirigió este noble deseo con acierto y con gloria. Triunfa en Yaguachi, y libró así a Guayaquil. Después un nuevo ejército se presentó en las puertas de esta misma ciudad, vencedor y muy fuerte. El General Sucre lo conjuró, lo rechazó sin combatir. Su política logró lo que sus armas no habrían alcanzado. La destreza del General Sucre obtuvo un armisticio del General español, que en realidad era una victoria. Gran parte de la batalla de Pichincha se debe a esta hábil negociación; porque sin ella, aquella célebre joranda no habría tenido lugar, todo habría sucumbido entonces, no teniendo a su disposición el General Sucre medios de resistencia.
El General Sucre formó, en fin, un ejército respetable durante aquel armisticio con las tropas que levantó en el país, las que recibió del Gobierno de Colombia y con la división del General Santa Cruz que obtuvo del Protector del Perú, por resultado de su incansable perseverancia en solicitar por todas partes enemigos a los españoles poseedores de Quito.
La Campaña terminó la guerra del Sur de Colombia, fue dirigida y mandada en persona por el General Sucre; en ella mostró sus talentos y virtudes militares; superó dificultades que parecían invencibles; la naturaleza le ofrecía obstáculos, privaciones y penas durísimas: mas a todo sabía remediar su genio fecundo. La batalla de Pichincha consumó la obra de su celo, de su sagacidad y de su valor. Entonces fue nombrado, en premio de sus servicios, general de división e Intendente del Departamento de Quito. Aquellos pueblos veían en él su Libertador, su amigo; se mostraban más satisfechos del jefe que les era destinado, que de la libertad misma que recibían en sus manos. El bien dura poco, bien pronto lo perdieron.
La pertinaz ciudad de Pasto se subleva poco después de la capitulación que les concedió el Libertador, con una generosidad sin ejemplo en la guerra. La de Ayacucho, que acabamos de ver con asombro, no le era comparable. Sin embargo, este pueblo ingrato y pérfido obligó al General Sucre a marchar contra él, a la cabeza de unos batallones y escuadrones de la guardia colombiana. Los abismos, los torrentes, los escarpados precipicios de Pasto fueron franqueados por los invencibles de Colombia. El General Sucre los guiaba, y Pasto fue nuevamente reducido al deber.
El General Sucre, bien pronto, fue destinado a una doble misión militar y diplomática cerca de este gobierno, cuyo objeto era hallarse al lado del Presidente de la República para intervenir en la ejecución de las operaciones de las tropas colombianas auxiliares del Perú. Apenas llegó a esta capital, que el gobierno del Perú le instó, repetida y fuertemente, para que tomase el mando del ejercito unido; él se denegó a ello, siguiente su deber y su propia moderación hasta que la aproximación del enemigo con fuerzas muy superiores convirtió la aceptación del mando en una honrosa obligación.
Todo estaba en desorden: todo iba a sucumbir sin un jefe militar que pusiese en defensa la plaza del Callao, con las fuerzas que ocupaban la capital. El General Sucre tomó, a su pesar, el mando.
El Congreso, que había sido ultrajado por el Presidente Riva-Agüero, depuso a este magistrado luego que entró en el Callao, y autorizó al General Sucre para que obrase militar y políticamente como Jefe Supremo. Las circunstancias eran terribles, urgentísimas: no había que vacilar, sino obrar con decisión.
El General Sucre renunció, sin embargo, el mando que le confería el Congreso, el que siempre insistía con mayor ardor en el mismo empeño, como que era el único hombre que podía salvar la patria en aquel conflicto tan tremendo. El Callao encerraba la caja de Pandora, y al mismo tiempo era el caos. El enemigo estaba a las puertas con fuerzas dobles: la plaza no estaba preparada para un sitio: los cuerpos del ejército que la guarnecían eran de diferentes estados, de diferentes partidos; el Congreso y el Poder Ejecutivo luchaban de mano armada; todo el mundo mandaba en aquel lugar de confusión, y al parecer el General Sucre era responsable de todo. El, pues, tomó la resolución de defender la plaza, con tal que las autoridades supremas la evacuasen, como ya se había determinado de antemano por parte del Congreso y del Poder Ejecutivo. Aconsejó a ambos cuerpos que se entendiesen y transigiesen sus diferencias en Trujillo, que era el lugar designado para su residencia.
El General Sucre tenía ordenes positivas de su Gobierno de sostener al Perú, pero de abstenerse de interferir en sus diferencias intestinas; esta fue su conducta invariable, observando religiosamente sus instrucciones. Por lo mismo, ambos partidos se quejaban de indiferencia, de indolencia, de apatía por parte del General de Colombia, que si habia tomado el mando militar había sido con suma repugnancia y sólo por complacer a las autoridades peruanas; pero bien resuelto a no ejercer otro mando que el estrictamente militar. Tal fue su comportamiento en medio de tan díficiles circunstancias. El Perú puede decir si la verdad dicta estas líneas.
Las operaciones del General Santa Cruz en el alto Perú habían empezado con buen suceso y esperanzas probables. El General Sucre había recibido órdenes de embarcarse con cuatro mil hombres de las tropas aliadas hacia aquella parte. En efecto dirige su marcha con tres mil colombianos y chilenos; desembarca en el puerto de Quilca, y toma la ciudad de Arequipa. Abre sus comunicaciones con el General Santa Cruz que se hallaba en el Alto Perú; a pesar de no recibir demanda alguna de dicho General, de auxilios, dispone todo para obrar inmediatamente contra el enemigo común. Sus tropas habían llegado muy estropeadas, como todas las que hacen la misma navegación; los caballo y bagajes, había costado una inmensa dificultad obtenerlos; las tropas de Chile se hallaban desnudas, y debieron vestirse antes de emprender una campaña rigurosa. Sin embargo, todo se ejecutó en pocas semanas. Ya la división del General Sucre había recibido parte del General Santa Cruz, que la llamaba en su auxilio, y algunas horas después de la recepción de este parte estaba en marcha, cuando se recibió el triste anuncio de la disolución de la mayor parte de la división peruana en las inmediaciones del Desaguadero. Por entonces todo cambia de aspecto. Era, pues, indispensable mudar el plan. El General Sucre tuvo una entrevista con el General Santa Cruz en Monquegua, y allí combinaron sus ulteriores operaciones. La división que mandaba el General Sucre vino a Pisco y de allí pasó, por orden del Libertador, a Supe para oponerse a los planes de Riva-Agüero que obraba de concierto con los españoles.
En estas circunstancias el General Sucre instó al Libertador porque le permitiese ir a tomar el valle de Jauja con las tropas de Colombia, para oponerse allí al General Canterac, que venía del Sur. Riva-Agüero había ofrecido cooperar a esta maniobra más su perfidia pretendía engañarnos. Su intento de dilatarla hasta que llegasen los españoles, sus auxiliares. Tan miserable treta no podía alucinar al Libertador, que la había previsto con anticipación, o más bien la conocía por documentos interceptados de los traidores y de los enemigos.
El General Sucre dio en aquel momento un brillante testimonio de su carácter generoso. Riva-Agüero lo había calumniado atrozmente: lo suponía autor de los decretos del Congreso; el agente de la ambición del Libertador; el instrumento de su ruina. No obstante esto, Sucre ruega encarecida y ardientemente al Libertador, para que no lo emplee en la campaña contra Riva-Agüero, no aún como simple soldado; apenas se pudo conseguir de él, que siguiese como un espectador y no como un jefe del ejército unido; su resistencia era absoluta. El decía que de ningún modo convenía la intervención de los auxiliares en aquella lucha, e infinitamente menos la suya propia, porque se le suponía enemigo personal de Riva-Agüero y competidor al mando. El Libertador cedió con infinito sentimiento, según se dijo, a los vehementes clamores del General Sucre. El tomó en persona el mando del ejército, hasta que el general La Fuente por su noble resolución de ahogar la traición de su jefe, y la guerra civil de su patria, prendió a Riva-Agüero y sus cómplices. Entonces el General Sucre volvió a tomar el mando del ejército; lo acantonó en la Provincia de Huailas, donde se le ordenó; y allí su economía desplegó todos sus recursos para mantener con comodida y agrado a las tropas de Colombia. Hasta entonces aquel departamento había producido muy poco, o nada al Estado. Sin embargo el General Sucre establece el orden más estricto para la subsistencia del ejército, conciliando, a la vez, el sacrificio de los pueblos, y disminuyendo el dolor de las exacciones militares con su inagotable bondad y con su infinita dulzura. Así fue que el pueblo y el ejército se encontraron tan bien cuanto las circunstancias lo permitían.
Sucre tuvo órdenes de hacer un reconocimiento de la frontera, como lo efectuó con el esmero que acostumbra, y dictó además aquellas providencias preparatorias que debían servirnos para realizar la próxima campaña.
Cuando la traición del Callao y de Torre-Tagle llamaron los enemigos a Lima, el General Sucre recibió órdenes de contrarrestar el complicado sistema de maquinaciones pérfidas que se extendió en todo el territorio contra la libertad del país, la gloria del Libertador, y el honor de los colombianos. El General Sucre combatió con suceso a todos los adversarios de la buena causa; escribió con sus manos resmas de papel para impugnar a los enemigos del Perú y de la libertad; para sostener a los buenos, y para confortar a los que comenzaban a desfallecer por los prestigios del error triunfante. El General Sucre escribía a sus amigos que más interés había tomado por la causa del Perú, que por la que fuese propia o perteneciese a su familia. Jamás había desplegado un celo tan infatigable; más sus servicios no se vieron burlados: ellos lograron retener en la causa de la patria, a muchos que la habrían abandonado sin el empeño generoso de Sucre. Este General tomó al mismo tiempo a su cargo la dirección de los preparativos que produjeron el efecto maravilloso de llevar el ejército al valle del Jauja por encima de los Andes, helados y desiertos. El ejército recibió todos los auxilios necesarios debidos, sin duda, tanto a los pueblos peruanos que los presentaban como al jefe que los había ordenado tan oportuna y discretamente.
El General Sucre después de la acción de Junín se consagró de nuevo a la mejora y alivio del ejército. Los hospitales fueron provistos por él, y los piquetes que venían de alta al ejército, eran auxiliados por el mismo General; estos cuidados dieron al ejército dos mil hombres, que quizás habrían perecido en la miseria sin el esmero del que consagra sus desvelos a tan piadoso servicio. Para el General Sucre todo sacrificio por la humanidad y por la patria, le parece glorioso. Ninguna atención bondadosa es indigna de su corazón: él es el general del soldado.
Cuando el Libertador lo dejó encargado de conducir la campaña durante el invierno que entraba, el General Sucre desplegó todos los talentos superiores que lo habían conducido a obtener la más brillante campaña de cuantas forman la gloria de los hijos del nuevo mundo. La marcha del ejército unido desde la Provincia de Cotabamba hasta Huamanga, es una operación insigne, comparable quizá a lo más grande que presenta la historia militar. Nuestro ejército era inferior en mitad al enemigo, que poseía infinitas ventajas materiales sobre el nuestro. Nosotros nos veíamos forzados a desfilar sobre riscos, gargantas, ríos, cumbres, abismos, siempre en presencia de un ejército enemigo y siempre superior. Esta corta, pero terrible campaña, tiene un mérito que todavía no es bien conocido en su ejecución: ella merece un Cesar que la describa.
La Batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana, y la obra del general Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta, y su ejecución divina. Maniobras hábiles y prontas desbarataron en una hora a los vencedores de catorce años, y a un enemigo perfectamente constituido y hábilmente mandado. Ayacucho es la desesperación de nuestros enemigos. Ayacucho semejante a Waterloo, que decidió del destino de Europa, ha fijado la suerte de las naciones americanas. Las generaciones venideras esperan la victoria de Ayacucho para bendecirla, y contemplarla sentada en el trono de la libertad, dictando a los americanos el ejercicio de sus derechos, y el imperio sagrado de la naturaleza.
El General Sucre es el Padre de Ayacucho: es el redentor de los hijos del Sol; es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el imperio de los Incas. La posteridad representará a Sucre con un pie en el Pichincha y el otro en el Potosí, llevando en sus manos la cuna de Manco-Capac y contemplando las cadenas del Perú rotas por su espada.
Lima 1825.
HOJA DE SERVICIOS DEL GENERAL ANTONIO JOSE DE SUCRE

GRADOS MILITARES QUE OBTUVO
Nombre de los Grados:
Quién se lo acordó:
Dónde se los acordaron: Fechas
Oficial de Milicias regladas (1) La Junta Suprema de CumanáEn Cumaná 12 de julio de 1810
Comandante de ingenierosLa Junta Suprema de CaracasEn Caracas 1810
Teniente CoronelEl General MariñoEn Güiria enero de 1813
CoronelEl LibertadorEn Guayana 1817
General de BrigadaEl Dr. Zea, Vicepte. de ColombiaEn Angostura 1819
General de DivisiónEl LibertadorEn Quito 18 de junio de 1822
Gran Mariscal (2)El -------------En Lima 26 de diciembre de 1824
General en Jefe de la R. de Colombia.El Congreso de ColombiaEn Bogotá 14 de febrero de 1825
(1): Hizo sus estudios matemáticos en Cumaná, bajo la dirección del ingeniero Don Juan Pirez.
(2): El Congreso Peruano el 12 de febrero de 1825, lo hizo Gran Mariscal de Ayacucho.
EMPLEOS MILITARES QUE EJERCIO
Nombre de los empleos:
Quién se los acordó:
Dónde se los dieron - fechas:
Comandante de ingenieros en BarcelonaLa Junta Suprema de VenezuelaEn Caracas – 1810
Ayudante del Generalísimo F. MirandaEl Generalísimo Francisco Miranda- Valencia – 1811
Jefe de un batallón de infantería- General Santiago MariñoGüiria, enero – 1813
--------- zapadores------- Cumaná, agosto – 1813
Ayudante del General S. Mariño------- Oriente, febrero – 1814
Jefe de E. M. del Ejército de Oriente- Libertador- El Centro, abril – 1814
Jefe de un Batallón en Oriente- General Santiago MariñoOriente – 1816
Jefe militar del Bajo Orinoco- Libertador- Guayana – 1817
Jefe de E. M. del Ejército de Oriente------- Octubre – 1817
Jefe al servicio en Oriente y Guayana------- - - 1819
Jefe de E. M. G. del Ejército Libertador------Sabanalarga (Trujillo) Nb. – 1820
Jefe del Ejército del Sur de Colombia------En Bogotá, 11 enero – 1821
Comandante Gral. del Dpto. de Quito------- Quito, 18 junio – 1822
Jefe del Ejército unido de Colombia y Perú- Gobierno del Perú- Lima, 30 mayo – 1823
- Libertador del Perú- Libertador- Lima – 1825
Jefe militar de los Dpmtos. del Perú------- - 1825
Jefe del Ejército colombiano (cuando Tarquí)-------- Bogotá - 1828.