jueves, 8 de septiembre de 2016


Los llaneros del Casanare y el Apure quizás eran los más experimentados de todos los soldados que participaron en la Batalla de Ayacucho. Muchos de ellos habían luchado en los llanos venezolanos al mando de Páez, y ya tenían más de un lustro lejos de sus tierras, a donde Bolívar los había llevado para completar la independencia americana. Sin embargo, junto a su larga experiencia de oro, sus ánimos por ser leyendas los ayudaba a soportar las frías pampas de la cordillera andina.
En Ayacucho tuvieron un papel ejemplar. La caballería venezolana fue vital para la victoria final, liderada por el mismísimo José Laurencio Silva, quien recibió tres lanzazos en la batalla. En la imagen, pintura de Arturo Michelena que retrata la embestida de la caballería venezolana en Ayacucho. Este es un Hecho Criollo.
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Dicho por el mismo Simón Bolívar, el Centauro José Antonio Páez ha sido el guerrero más grande que ha tenido Venezuela. Páez dominó por completo el arte de la guerra: Asaltos, emboscadas, operaciones de engaño, sitios, ataques, defensas, operaciones de guerra irregular (guerra de guerrillas), recolección de información, espionaje, e incluso, el adiestramiento de jinetes y caballos, lo que le permitió crear un grupo de élite, los lanceros de Páez. Además, su conocimiento del terreno venezolano era impecable. En muchas ocasiones Páez aconsejó al Libertador de como organizar las divisiones en el campo de batalla y usar el terreno a su favor. Este es un Hecho Criollo.
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miércoles, 7 de septiembre de 2016

El grave fracaso de Bolívar y de Sucre en el Perú se debió principalmente a la clase de élite de este país, así lo afirman algunos historiadores, que además agregan que Sucre le habría comentado en varias oportunidades al Libertador que tantos homenajes eran engañosos, y que muchos de la élite limeña deseaban el fracaso de Bolívar para correr a negociar con los españoles, ya que debido a la guerra, los negocios no prosperaban. Estas diferencias se profundizaron cuando el alto Perú es separado del resto del antiguo virreinato, para crear Bolivia. Los peruanos nunca le perdonarían esto ni a Bolívar ni a Sucre. Este es un Hecho Criollo.
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La batalla de Junín fue una de las mayores obras maestras a nivel estratégico de la epopeya americana. No solamente por la batalla, sino por el nivel organizacional y diplomático que mostró Sucre semanas antes del choque entre ejércitos. Prácticamente sin recursos, Sucre en cuatro semanas desplegó su cortesía para solicitar a los comerciantes y hacendados apoyo logístico. Consiguió alimentos, costureras para los uniformes, construyó puentes para salvar los grandes abismos de las montañas andinas, forjó herraduras, y llevó un control total de todos los recursos. Al llegar Bolívar a finales de julio, se sorprendió de que el cumanés hubiera mantenido el ejército de más de ocho mil hombres intacto, bien alimentado, y muy animado a través del cruce andino, en una de las regiones más inhospitas de América. Este es un Hecho Criollo.
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domingo, 4 de septiembre de 2016


"Eran las once de la mañana cuando el Libertador dio orden de avanzar. Los Bravos de Apuren marcharon frente a las líneas enemigas. Los Bravos fueron repelidos en dos ocasiones y por eso los cazadores británicos entraron en combate. Caían uno tras otros, unos heridos y otros muertos al instante... Los españoles por fin retrocedieron. De La Torre movilizó al batallón príncipe, luego al infante y al Barbastro, y por unos minutos pareció que el frente norte de los españoles aguantaba el embate. Pero entonces Páez ordenó el avance de su caballería, 1500 lanceros dispuestos a todo o nada.. En una sola embestida destrozaron la defensa española... El mariscal supo que era el fin. Sus tropas salieron en estampida hacia Valencia" extractos de la Batalla de Carabobo narrada por Mauricio Vargas Linares en "El Mariscal que vivió de prisa"