sábado, 8 de febrero de 2014

NOTAS BICENTENARIAS Ing. José Ubaldo García. Boconó, Edo. Trujillo, Noviembre 2013 Teléfono 0414-7484364 GGCHACARO@HOTMAIL.COM

NOTAS BICENTENARIAS

Conciencia Americana

            Cuando la noticia de la muerte del Coronel Pedro Aldao y la pérdida de toda la guarnición de Calabozo llegó a Valencia, en Diciembre de 1813 la gente asustada se fue a la iglesia para pedir a Dios por la tranquilidad de aquel país, que en vuelta de 3 años había dejado de ser el campo de las tranquilas comarcas, para pasar a ser terreno de una guerra a muerte que amenazaba con acabar con toda la población. Eran esas precisamente las banderas de los seguidores del rey, quienes dejando a un lado los 300 años de dominio y explotación europea, gritaban en los pueblos que la culpa de todo la tenían los revolucionarios llamados patriotas, quienes habían desafiado el poder de la realeza con su inconformidad, cambiando la tranquila disposición de la colonia y sus normativas por una provincia sin el apoyo de las naciones del mundo y en la cual la inseguridad y el desorden había llenado todos los espacios.

            Cuáles eran las normativas coloniales que regían en américa antes de Abril de 1810? Pues en estos países existía un sistema de explotación controlado por España y sobre los cuales regían las pautas de la esclavitud y la jerarquía de la raza blanca para todas las acciones de la sociedad; en la que llegó a escribirse como legal que el trabajo de los hombres era solo para los indios, negros y mestizos, que los ascensos del campo militar no estaban disponibles para estos grupos y que para asistir a la escuela o para optar a un puesto en la administración pública era necesario demostrar la pureza de la sangre y los orígenes certificados de hombres y mujeres europeas. A todo este mundo de injusticias en las que no existían ni las mínimas garantías de libertad para la vida era la que los curas seguidores del Arzobispo de Caracas Don Narciso Coll y Pratt llamaban “la tranquilidad de antes”; eran también las condiciones que añoraban las oligarquías de entonces, quienes permanecían indiferentes ante la presencia de las tropas republicanas y clavaban el puñal de la traición por la espalda para apoyar a los realistas cuando sabían que los batallones se habían retirado para defender otros lugares.

            Por aquellos últimos meses de 1813 las batallas se sucedían en diferentes escenarios de Venezuela, los ejércitos perdían recursos y hombres en grandes cantidades y sin embargo se reponían con admirable rapidez, las poblaciones rurales de entonces apoyaban a la monarquía y entre muchos criollos había una condición de apoyo y protección a los realistas y la conformidad de las poblaciones era casi increíble.

            Después de la batalla de Araure el 05 de Diciembre de 1813 Bolívar se mueve con la tropa hacia el centro y aun cuando habían salido triunfadores, en el ,Corazón del héroe se sentía la angustia por organizar todas las defensas y la preocupación por cumplir con las tareas en los diferentes frentes. En San Carlos y Valencia El Libertador, acude de nuevo al concepto de “La Conciencia Americana” como una propuesta para indicar a las poblaciones que las provincias nuestras podían gobernarse con su propia gente y que las raíces de los pueblos formados en 300 años de mestizaje habían profundizado en estas tierras lo suficiente como para aspirar a la autonomía de las provincias y las libertades propuestas por los clásicos de la ilustración.

            Para establecer un patrón de comparación es importante mostrar las estadísticas demográficas para la Venezuela de 1810 que según Acosta Saignes: de un total de un millón de habitantes existentes, menos del 2% eran españoles y un 15% negros libres y esclavos, un 10% indios, 20% criollos y más de 50% pardos y mestizos. Para cuando salen los llaneros con Boves y Morales hacia la zona central de Venezuela, de un ejército de unos 4000 hombres solo existen unos 150 españoles en las tropas que con increíble descaro, enarbolaban la bandera amarillo y roja de la España y gritaban a los cuatro vientos viva Fernando VII. En un documento escrito por el padre Ambrosio Llamozas para el rey de España en 1815, se reconoce con absoluto desparpajo que las masas de llaneros seguían las banderas de la monarquía totalmente engañados y que solo eran tentados momentáneamente por los premios ofertados después de la toma de los pueblos consistentes en el botín de los saqueos y los despojos de las haciendas que incluían a las mujeres y todas sus pertenencias. La mayoría de los hombres pardos estaban contentos con la guerra en la que se acababa la dominancia de los mantuanos, las escalas sociales y militares cambiaron y las tierras eran repartidas para quienes las trabajaban.

            El 07 de Diciembre de 1813 desde San Carlos, Bolívar hace otro llamado a la participación ciudadana, es decir a la conciencia americana cuando dice: “Tenemos que lamentar un mal harto sensible: el de que nuestros compatriotas se hayan prestado a ser el instrumento odioso de los malvados españoles” y abre de nuevo la puerta a la felicidad para el regreso de todos aquellos que andan escondidos en los bosques o militando engeñados en las filas del Rey. En aquel día el Libertador decreta: “todo americano que se presente al juez de su pueblo, en el término de un mes, será admitido y no se le perseguirá por haber servido en el ejército español, o por haberse alistado en las cuadrillas de salteadores”.

            Eran los pensamientos del genio de américa y sus acciones para tratar de detener el vendaval de traiciones que se venían encima en aquel Diciembre de la joven II República. Eran las luchas de un genio que se autodenominaría “El hombre de las dificultades”, y al que la historia guardaría un lugar muy especial.


Ing. José Ubaldo García

Boconó Edo Trujillo,  Diciembre 2013

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