sábado, 19 de abril de 2014

El 19 de Abril de 1810

(Jueves, 19 de Abril de 1810)
El 19 de Abril de 1810
Lo del 19 de abril de 1810 fue un golpe de Estado, pero no llegó de golpe. En la formación intelectual de los mantuanos (ricos) de Caracas estaba presente la Ilustración europea. No escapaba a ninguno de ellos el conocimiento de los orígenes y desarrollo de revoluciones tan notables como la norteamericana y la francesa. Venían, pues, nuestros patricios, alimentándose de estos movimientos independentistas, además de los que tenían muy cerca, los de Gual y España, las invasiones fallidas de Miranda, etc.
Pero la influencia más inmediata fue la invasión de España por parte de Napoleón Bonaparte. Este hecho, que causó indignación a los españoles, repercutió también entre nosotros, de manera que empezaron a hacerse diversas manifestaciones a favor del cautivo rey de España.
Fernando VII, desde su cautiverio, ordena que se formen de inmediato Juntas Populares para la defensa de la legalidad y la fidelidad ad rey. El 29 de mayo de 1808 se instala la Junta de Sevilla, y en Caracas será imitada más tarde.
El 15 de julio de 1808 llega a Caracas el francés Paul de Lamanon, con la misión de hacer reconocer como nuevo rey de España a José Bonaparte. La reacción no se hizo esperar. Los hermanos Bolívar, los Ribas, los Montilla, los Ustáriz, jóvenes entonces, organizaron una gigantesca manifestación de unas 12.000 personas que pidió la expulsión de Lamanon.
Las conspiraciones secretas continuaron hasta que llegó el 18 de abril de 1810, víspera de la revolución. Los más importantes representantes de la sociedad caraqueña estaban comprometidos con el golpe. Al mediodía del 18, el gobernador y capitán general Emparan, que estaba detrás de los hilos de la conspiración, envió a algunos de los golpistas a diversos sitios del país; entre ellos, a Bolívar lo confinó en su hacienda de Yare, en los Valles del Tuy. Por eso, cuando al día siguiente, el 19 de abril, estalla la revolución, Bolívar no se encontraba en Caracas.
La noche del 18 al 19, los complotados se reunieron en la residencia del médico José Angel de Alamo. La idea era aprovechar que el Jueves Santo Emparan debía asistir con el Cabildo a la catedral para las ceremonias religiosas, y así obligarlo a participar en una reunión, estilo cabildo abierto, donde los criollos plantearían la situación y exigirían la opinión del gobernador con respecto a lo que ocurría en España.
Los miembros del Cabildo partidarios de constituir una Junta se valieron del alcalde José de las Llamozas para convocar a un cabildo extraordinario, aunque él no estaba autorizado para tal convocatoria. Pero en esta trampa cayó Emparan, y al asistir al Ayuntamiento convalidó el acto.
Eran las 8 de la mañana. Luego de varias intervenciones en apoyo o rechazo a la constitución de la Junta, y cuando empezaba a caldearse el ambiente, Emparan cortó el debate, alegando que eran dadas las 9 de la mañana, hora de iniciarse los oficios del Jueves Santo.
De inmediato, el gobernador se encamina hacia la catedral caraqueña con paso decidido. Cuando estaba al llegar a las puertas del templo, Francisco Salias lo detuvo enérgicamente, conminándolo a que regresara al Cabildo, porque «está en juego la salvación pública».
Ante tal irrespeto a la primera autoridad venezolana, la fuerza armada intentó arrestar a Salias, pero su jefe, el capitán Luis de Ponte, siguiendo instrucciones del Inspector General, Fernando Rodríguez del Toro, también de los comprometidos, no permitió a ningún oficial ni soldado que actuara. Esta actitud, más la decidida y persuasiva intervención del alférez real Feliciano Palacios Blanco, prácticamente obligaron a Emparan a devolverse al Cabildo.
Llena la sala a toda capacidad, en una reunión que se hacía cada vez más tormentosa, se llegó hasta el extremo de proponer al propio Emparan que presidiera la Junta que estaba por formarse, pero se opuso radicalmente el canónigo José Cortés de Madariaga, sacerdote chileno decididamente partidario de la independencia absoluta.
Ante la imposibilidad de llegar a algún acuerdo, Emparan optó por asomarse al balcón y preguntar a la multitud si querían que él siguiera gobernando.
El pueblo caraqueño, que no estaba preparado para un cambio tan repentino, contestó inicialmente ¡SI!. Detrás de Emparan se había colocado con toda intención el canónigo Madariaga, quien hizo señas al público, para que contestara que no querían al gobernador. En esa vacilación estaba el pueblo, cuando el médico yaracuyano José Rafael Villarreal, de acuerdo con Madariaga, empezó a corear «¡NO, NO LO QUEREMOS!»
En cuestión de pocos instantes, ya todo el pueblo estaba sumado al ¡NO! de Madariaga y de Villarreal.
Ante la renuncia forzada de Emparan «pues, yo tampoco quiero mando», se constituyó una Junta Suprema defensora de los derechos de Fernando VII. Al día siguiente, el nuevo Gobierno publica un Manifiesto en el que informa de lo acontecido el día anterior, con la promesa de que «os llamaremos oportunamente a tomar parte en el ejercicio de la suprema autoridad, con proporción al mayor o menor número de individuos de cada provincia».
El día 21 de abril fueron conducidos a La Guaira, para ser extrañados del país, el ex-Capitán General Emparan, el Intendente Vicente Bassadre, el Auditor José Vicente Anca, los Oidores de la Audiencia, el Fiscal de la misma y un grupo de colaboradores del destituido Gobierno español. Les fueron dados los gastos de viaje, estimados en poco más de 18.000 pesos.
La Junta de Gobierno tuvo dos presidentes, José de las Llamozas y Martín Tovar Ponte, y 21 vocales. Se nombró entonces un gabinete integrado por Juan Germán Roscio (Exteriores), Lino de Clemente (Marina y Guerra), Nicolás de Anzola (Gracia y Justicia), Fernando Key Muñoz en Hacienda.
En la medida en que lo permitieron las comunicaciones, se sumaron al «ejemplo que Caracas dio» las provincias de Barcelona, Cumaná, Margarita, Barinas, Mérida y Trujillo. Las de Guayana, Coro y Maracaibo se incorporaron tardíamente.
ANTECEDENTES DEL 19 DE ABRIL DE 1810
Los acontecimientos del 19 de abril de 1810 en Caracas fueron consecuencia de los cambios políticos que se produjeron en España a raíz de la invasión napoleónica en 1808. La situación política de España era la siguiente: ocupaba el trono español Carlos IV, monarca débil, dominado por su mujer y por el favorito de ésta, el ministro Godoy. España padecía las consecuencias de la desorganización fiscal y administrativa y el desorden de la política interna, todo lo cual se reflejaba en la debilidad económica del país. Algunos círculos de la nobleza y de la burguesía española confiaban en la caída de Godoy y la llegada al trono del príncipe heredero Fernando. Para aquellos círculos, la idea del matrimonio de Fernando con una parienta de Napoleón, habría de facilitar la introducción de reformas y la tranquilidad política. Fernando había pedido en matrimonio a una parienta de Napoleón; pero éste rehusó aceptar. Sus intenciones respecto a España eran otras: quería destronar la monarquía española y poner en el trono a uno de sus hermanos. Las querellas de los círculos gobernantes de España facilitaron los propósitos del Emperador francés. Napoleón envió a España un ejercito de 30000 hombres. El Rey Carlos IV, su mujer y su ministro Godoy huyeron de la capital; pero el pueblo, amotinado en Aranjuez encarceló a Godoy y obligó a Carlos IV a abdicar en favor de su hijo Fernando.
Napoleón se negó a reconocer a Fernando, y exigió que éste, Carlos IV y toda la familia reinante de España, fueran a Bayona, ciudad francesa cerca de la frontera. Napoleón hizo que Carlos IV y Fernando abdicaran a su favor, y pocos días después ordenaba a su hermano José Bonaparte, Rey de Nápoles, trasladarse a España y ocupar el trono.
Estos hechos provocaron la insurrección del pueblo de Madrid el 2 de mayo de 1808 y el comienzo de la guerra contra los franceses. Mientras los círculos de la monarquía española se plegaron a Napoleón y traicionaron la causa de España, los campesinos, los artesanos, el pueblo en general, sostuvieron una terrible guerra contra los invasores. El mismo año 1808, los patriotas españoles constituyeron una Junta Suprema Central Gubertiva del Reino, con diputados de las provincias metropolitanas, para que gobernara a nombre de Fernando VII. Pero el avance de las tropas francesas hizo que se disolviera esta Junta, quedando el gobierno provisional en un Consejo de Regencia compuesto por cinco miembros, entre ellos uno designado como representante de las colonias. La Junta Central, antes de disolverse, declaró solemnemente que las antiguas colonias serían consideradas en los sucesivo como provincias españolas, con los mismos derechos que las metropolitanas.
FORMACION DE LA JUNTA SUPREMA (19 DE ABRIL)
Los sucesos de España fueron noticias que produjeron profunda conmoción en Caracas. El Cabildo, a nombre de la ciudad, juró fidelidad a Fernando VII, y el pueblo manifestó públicamente su hostilidad a los franceses. Sin embargo, los grupos revolucionarios, que ya comenzaban a organizarse, vieron en estos hechos la oportunidad de consumar un movimiento autonomista que pusiera el gobierno de la Capitanía General en manos de los venezolanos. Este propósito se logró el, 19 de Abril de 1810, fecha que marca el comienzo de nuestro proceso de independencia.
Los revolucionarios querían formar una Junta de Gobierno autónoma que asumiera el gobierno de la Capitanía General a nombre de Fernando VII, sin sujetarse al Consejo de Regencia. A falta del Rey legítimo, las provincias venezolanas, declaradas iguales a las españolas se consideraban con derecho a darse un gobierno propio hasta tanto se restableciera la monarquía española. Esta idea había tomado cuerpo desde 1808. El 19 de abril de 1810, los revolucionarios hicieron convocar al Cabildo de Caracas y llevaron gran cantidad de pueblo a la plaza mayor. Se invitó al Capitán General Vicente Emparan a asistir a la reunión y se discutió la situación política de España, la falta de un gobierno legítimo y la necesidad de proceder de inmediato a constituir la junta.
JUNTA SUPREMA O JUNTA DE ABRIL O JUNTA DE CARACAS
La Junta Suprema gobernó desde el 19 de abril de 1810 hasta el 2 de marzo de 1811. En esta última fecha se instaló el Primer Congreso de las Provincias Venezolanas, ante el cual declinó la Junta sus poderes, pasando a ser Junta Provincial de Caracas.
La Junta Suprema fue, pues, un gobierno provisional, surgido de los sucesos del 19 de abril. Actuó durante poco menos de un año; y fue un gobierno de transición, no independiente, sino más bien partidario de la Corona española. Sin embargo, esta Junta realizó una labor positiva: llevó a cabo reformas en el orden interno; trató de unificar las provincias y reforzar su autonomía; e hizo gestiones en el exterior para obtener la solidaridad de las otras colonias y la ayuda y reconocimiento de las naciones extranjeras. El carácter de este gobierno "conservador de los derechos de Fernando VII" no le permitía ir más allá de la autonomía que se había proclamado el 19 de abril. Por esa razón, la Junta resolvió convocar a elecciones e instalar un Congreso Nacional que decidiera la suerte futura de las provincias venezolanas.
LABOR DE LA JUNTA SUPREMA
1. El nuevo gobierno se preocupó por justificar su rompimiento con el Consejo de Regencia. En la propia Acta del 19 de Abril se lee lo siguiente: "...La Regencia no puede ejercer ningún mando ni jurisdicción sobre estos países, porque no ha sido constituida con el voto de estos fieles habitantes, cuando han sido ya declarado no colonos, sino partes integrantes de la Corona Española, y como tales han sido llamados al ejercicio de la soberanía interina...... "
Es decir según los argumentos del Acta, los venezolanos no podían obedecer a un gobierno constituido sin su participación; y como parte integrante de la Corona, tenían derecho estas provincias a asumir la soberanía interina mientras durara la prisión del Rey.
2. La Junta llevó a cabo el "plan de gobierno y administración" a que se refiere el Acta, procediendo en la forma siguiente: creó un Tribunal de Apelaciones que sustituyó a la Audiencia; una Junta de Guerra encargada de los asuntos militares, y una Junta de Hacienda que atendía los asuntos propios de la antigua Intendencia. El nuevo gobierno, además, hizo jurar fidelidad a los empleados y que no obedecerían ninguna orden de las autoridades depuestas.
3. La junta envió delegados a las provincias y a las ciudades importantes de la Capitanía General invitándolas a reconocer su autoridad. Esta gestión tuvo el siguiente resultado:
a) Se constituyeron Juntas a imitación de la de Caracas y adhirieron al movimiento, en Cumaná, (27 de abril); Barcelona (27 de abril); Margarita (4 de mayo); Barinas (5 de mayo); Mérida (16 de septiembre) y Trujillo (9 de octubre).
b) La ciudad de Coro y su territorio, que pertenecían a la provincia de Caracas, desconocieron a ésta, se declararon partidarios de la Regencia y apresaron a los enviados de la Junta Suprema.
En Guayana se formó una Junta de Gobierno el 11 de mayo de 1810; pero poco después cayó en manos de los partidarios de la Regencia, los cuales la disolvieron y declararon su hostilidad a la Junta de Caracas.
d) En Maracaibo, el 18 de mayo de 1810, el gobernador Fernando Miyares, remitió presos a Puerto Rico a los enviados de Caracas y proclamó la autoridad de la Regencia.
4. La Junta dictó una serie de medidas legislativas de importancia en materia fiscal y económica. Suprimió el impuesto de alcabala sobre los comestibles y artículos de primera necesidad. Decretó libertad de comercio con las naciones amigas y neutrales. Suprimió los derechos de exportación. Abolió el tributo indígena; y prohibió, el 14 de agosto de 1810, la introducción de esclavos al país. Ese mismo día, la Junta creó la "Sociedad Patriótica de Agricultura y Economía", para el fomento de la agricultura y la industria.
5. La Junta Suprema llevó a cabo gestiones diplomáticas en el exterior: el 27 de abril se dirigió a los Cabildos de las capitales de América Española, explicándoles su posición frente a la Regencia e invitándolos a seguir el ejemplo del Ayuntamiento caraqueño. José Cortés Madariaga, enviado a Nueva Granada, firmó con el gobierno de aquel país un tratado de amistad, alianza y unión federativo en 1811. Mariano Montilla y Vicente Salias fueron enviados a tratar con las autoridades de Curazao y Jamaica. Pero las gestiones diplomáticas más importantes iban dirigidas a los Estados Unidos y a Inglaterra, de cuyos gobiernos se esperaba reconocimiento y ayuda material.
Juan Vicente Bolívar, Telésforo de Orea y José Rafael Revenga, fueron enviados a Estados Unidos, "cuyos sentimientos suponían favorables a las reivindicaciones de las colonias españolas y al desarrollo del comercio bajo régimen liberal". Los enviados obtuvieron promesas del gobierno americano de reconocer la Junta de Caracas, y de tomar medidas para estrechar las relaciones con el nuevo gobierno.
Simón Bolívar, Luis López Méndez y Andrés Bello salieron en junio en misión diplomática ante el gobierno inglés. Debían sostener la posición de la Junta de permanecer fieles a Fernando VII pero manteniendo su autonomía frente al Consejo de Regencia al cual desconocían como gobierno legítimo. Debían solicitar también facilidades para obtener armas y el reconocimiento y respaldo del gobierno británico. Esta misión diplomática tampoco tuvo éxito. La política inglesa había cambiado como consecuencia de la guerra contra Napoleón. El gobierno inglés temía que la Junta de Caracas rompiera definitivamente con España. En este caso, Inglaterra, su aliada en la lucha contra Bonaparte, no podía reconocer a los revolucionarios venezolanos sin debilitar a su aliado español.
6. Por último, la Junta Suprema convocó a elecciones para reunir un Congreso General de las Provincias que decidiera la suerte futura del gobierno. La convocatoria a elecciones fue la medida de mayor trascendencia política de la Junta, pues aseguró la transformación del gobierno de facto en un régimen constitucional independiente.
La convocatoria fue hecha en junio, y las elecciones se practicaron en octubre y noviembre de 1810. El reglamento electoral daba el voto a los hombres libres, mayores de veinticinco años y propietarios de bienes raíces. En consecuencia no votaban las mujeres, ni los esclavos, ni la gran mayoría de la población carentes de bienes de fortuna. De esta manera, vino a resultar un Congreso formado en su totalidad por representantes de la oligarquía criolla. Por eso, aquel cuerpo no pudo llevar a cabo transformaciones radicales en el orden social o económico, y sólo realizó el cambio. político que convenía a la nobleza territorial
El reglamento dispuso, además, que las elecciones se hicieran en dos grados: primero, los votantes nombraban a los electores de la parroquia; y luego, estos electores, reunidos en asamblea electoral en la capital de la provincia, designaban los representantes al Congreso, a razón de un diputado por cada 20 000 habitantes. Practicadas las elecciones, resultaron elegidos 44 diputados, los cuales se instalaron en Congreso en Caracas, el 2 de marzo de 1811. Las provincias estuvieron representadas así: Caracas 24 diputados; Barinas 9; Cumaná 4; Barcelona 3; Mérida 2; Trujillo 1; Margarita 1.

viernes, 18 de abril de 2014

El Motín de Chuquisaca

(Viernes, 18 de Abril de 1828)
El 18 de abril de 1828 el Mariscal de Ayacucho resulta herido en el complot de Chuquisaca, dirigido a derrocar el Gobierno boliviano y a asesinar a Sucre, Presidente. El autor intelectual fue Casimiro Olañeta, pero el verdadero promotor era el general peruano Gamarra, quien, además de ordenar el asesinato de Sucre intentaba invadir a Bolivia con 4.000 hombres que situó en Puno.
Después del atentado, Sucre renuncia a la Presidencia de Bolivia. Al presentarse ante el Congreso dice: « ... Y aunque por resultado de instigaciones extrañas llevo roto este brazo que en Ayacucho terminó la guerra de la Independencia americana y que destruyó las cadenas del Perú y dio ser a Bolivia, me conformo cuando en medio de difíciles circunstancias, tengo mi conciencia libre de todo crimen». La herida que recibió Sucre en Chuquisaca sirvió para reconocer sus restos mortales perdidos.
Terminada la guerra con la expulsión de los españoles de la tierra de los Incas, establecida la república en el Alto y Bajo-Perú; ocupados los poderes públicos respectivos en afianzar la libertad y hacer perdurable la independencia de las regiones del Pacífico, comenzaron a agitarse las ambiciones antipatrióticas y los intereses mezquinos de localidad. Se puso en juego la seducción para corromper la disciplina y la moral del ejército auxiliar libertador, lo que no tardó en conseguirse conduciéndolo hasta el terreno fatal de la sublevación y el motín de cuarteles.
A la perspicacia de Sucre no se escaparon aquellas tramas, ni el peligro. Se ocupó, para evitar los males, del envío a Colombia de las tropas auxiliares que estaban a su mando en Bolivia; pero se anticiparon aquellos. La fuerza de la intriga, redoblada en los momentos, puso en abierta rebelión al Batallón Voltígeros y otros cuerpos acuartelados en La Paz de Ayacucho, que depusieron a sus Jefes y victorearon al Perú y al General Santa-Cruz.
Veamos lo que, dijo un historiador americano:
«Mas desgraciadamente, el General don José Lamar, Presidente entonces del Perú, llevado de miras siniestras, principió por reunir y citar muchos cuerpos de tropas en las fronteras de Bolivia, y, como muy pronto se verá, intervino después a las claras y sin rebozo en sus asuntos, promoviendo la relajación de la disciplina en las tropas que servían en aquella República, violando su territorio y conculcando su fueros.»
«Activamente se ocupaba Sucre en preparar transporte y dinero para devolver a Colombia las tropas auxiliares, pensamiento que mucho tiempo antes le había sugerido el deseo de dar al Perú y a Buenos Aires inequívoca muestra de las miras pacíficas de su gobierno, y a los pueblos de la República un testimonio de la confianza que tenía en su amor, y de la seguridad que le inspiraban sus propios procederes; cuando un motín en Chuquisaca concertado por las intrigas de Lamar y dirigido por el General Agustín Gamarra, que mandaba las tropas peruanas situadas en la frontera de Bolivia, vino a amargar su corazón y a dar principio á los trastornos que, después, multiplicadamente y sin respiro, turbaron el sosiego de la incipiente y desgraciada República».
Tales sucesos trastornaron en el momento el plan de transportar a Colombia las tropas auxiliares. Sucre, disgustado, se propuso resignar su autoridad suprema que ejercía legalmente, en la Representación nacional boliviana, que convocó por decreto de 31 de diciembre para el inmediato mayo, y alejándose de la capital de la República dejó el Poder Ejecutivo a cargo de sus Ministros, con lo que quiso que quedaran en completa libertad las inmediatas elecciones.
En La Paz de Ayacucho sonó primero, ya se sabe, el clarín de la sedición y del motín; pero conviene hacer constar que no fue aquella sociedad cómplice en el suceso.
«El pueblo de la Paz, dice un historiador, no se ingirió en esta odiosa traición: por el contrario, animándose sus vecinos notables, luego que se vieron libres de la fuerza, recogieron y custodiaron algunos dispersos y rezagados, y contribuyeron así gradualmente a mantener el orden en la población».....
«Sabidos por Gamarra estos sucesos, dice otro historiador, sin previa declaración de guerra, violando todos los actos, y aprovechando las circunstancias de haberse embarcado ya para su país los auxiliares colombianos y estar malamente herido Sucre; hizo irrupción en Bolivia con 5.000 peruanos. Estrechado y amilanado el Presidente accidental Urdininea, admitió en Piquiza las bases de una especie de tratado, por el cual habían de salir de Bolivia todos los militares colombianos, debía reunirse el Congreso, admitir la renuncia del Gran Mariscal, y convocarse una Asamblea que reviese y modificase la Constitución del Estado. Convenio vergonzoso en que Bolivia recibió cual ley la despótica voluntad de los violadores de su territorio, sin la disculpa siquiera de haberles resistido».
«Todo lo veía Sucre, y nada tenía que esperar de aquella gente. Como el Congreso tardaba demasiado, en reunirse, puso en manos de algunos de sus miembros, ya presentes en Chuquisaca, tres pliegos que contenían la renuncia de la Suprema Magistratura, la organización del Gobierno provisional, y las propuestas que le tocaba hacer, según la Constitución, para la Vicepresidencia de la República. Inmediatamente después se encaminó a su patria, tocando de paso en el Callao, para ofrecer al Gobierno de Lima su mediación particular en el arreglo de las diferencias que daban origen a la guerra encendida entonces entre el Perú y Colombia. Recibida con frialdad y aún con desdén esta oferta generosa, abandonó Sucre las costas peruanas, y llegó a Guayaquil el 17 de septiembre, después de seis años de ausencia y de servicios, por resultado de los cuales quedó libre el Perú, constituida Bolivia y terminada la guerra de la Independencia americana».
RELATO SEGUN T. MONCAYO AVELLAN

En 1827, fue electo Presidente de la nueva República de Bolivia, fundada por Bolívar, después de los triunfos obtenidos en el Bajo y Alto Perú. Todos los colegios electorales le dieron sus sufragios. La administración de Sucre, fue un modelo. No ha sido superada, ni imitada siquiera hasta ahora, en ninguno de los Estados Sud-americanos, ni aún en aquellos mejor regidos. Se manifestó un administrador de primer orden, atendiendo y proveyendo a todo. Pero los de Bolivia no podían avenirse con el gobierno de un hombre de virtudes, de un hombre puro, justo y laborioso como Sucre, y el 18 de abril de 1828, se insurreccionaron contra él, al extremo de que le atacaron en momentos en que se dirigía al cuartel a contener el motín, rompiéndole el brazo, con una descarga que le hicieron. El mismo brazo que había esgrimido no ha mucho la espada fulgurante de Ayacucho! Despidiéndose de Bolívar en un Mensaje, célebre ya, decía:
«Es suficiente remuneración de mis servicios, regresar a la tierra patria después de seis años de ausencia, sirviendo con gloria a los amigos de Colombia; y aunque por resultado de instigaciones extrañas lleve roto este brazo que en Ayacucho terminó la guerra de la independencia americana, que destrozó las cadenas del Perú y dió ser a Bolivia, me conformo cuando en medio de difíciles circunstancias tengo mi conciencia libre de todo crimen».
«Al pasar el Desaguadero encontré una porción de hombres divididos entre asesinos y víctimas, entre esclavos y tiranos: devorados por los enconos, y sedientos de venganza. Concilié los ánimos, he formado un pueblo que tiene leyes propias, que va cambiando su educación y sus hábitos coloniales, que está reconocido de sus vecinos, que está exento de deudas exteriores, que sólo tiene una interior muy pequeña y en su propio provecho, y que dirigido por un gobierno prudente, será feliz. Al ser llamado por la Asamblea general para encargarme de Bolivia, se me declaró que la independencia y la organización del Estado se apoyaban sobre mis trabajos. Para alcanzar aquellos bienes en medio de los partidos que se agitaron quince años y de la desolación del país, no he hecho gemir a ningún boliviano; ninguna viuda, ningún huérfano solloza por mi causa; he levantado del suplicio porción de infelices condenados por la ley, y he señalado mi gobierno por la clemencia, la tolerancia y la bondad. Se me culpará acaso de que esta bondad, es el origen de mis heridas; pero estoy contento si mis sucesores con igual bondad acostumbran al pueblo boliviano a conducirse por las leyes, sin que sea necesario que el estrépito de las bayonetas esté perennemente amenazando la vida del hombre y acechando la libertad. En el retiro de mi vida veré mis cicatrices y nunca me arrepentiré de llevarlas, cuando me recuerden que para formar a Bolivia preferí el imperio de las leyes á ser el tirano ó el verdugo que llevara una espada pendiente sobre la cabeza de los ciudadanos».
« ¡Representantes del pueblo! hijos de Bolívar! que los destinos os protejan! Desde mi patria, desde el seno de mi familia, mis votos constantes serán por la prosperidad de Bolivia».
Abandonando ese país, y de paso por el Callao, al volver a Colombia, hizo todo género de insinuaciones al gobierno peruano para evitar la guerra que Lamar preparaba contra la gran República. Continuando su viaje, al subir el río de Guayaquil dirigió una larga carta a Bolívar, refiriéndole extensamente los pormenores de la insurrección boliviana, y de ella entresacamos estos bellísimos párrafos:
«Hablaré por fin de mí. Después de cuatro meses y medio de sufrimientos, se cerró mi herida el día que llegué al Callao, y hasta hoy que tengo cinco meses cabales, está consolidada la cicatriz. Sin embargo, los dedos están tiesos, la mano muy débil y el brazo con muy poco ejercicio. Dicen los cirujanos que continuando la curación para fortificar los músculos, tendré libre uso al cabo de algún tiempo y con mucho ejercicio de la mano; pero que siempre quedaré muy débil».
«Estaré en Guayaquil cuatro ó seis días y haré cuanto pueda por llegar á Quito el 30 de este mes para reunirme a mi familia a los setenta y seis meses de haberme separado de ella. Vuelvo a Colombia con el brazo derecho roto por consecuencia de estos alborotos revolucionarios y por instigaciones del Perú a quien he hecho tantos servicios, y de algunos bolivianos que tienen patria por mi. Traigo por toda recompensa la experiencia que me han dejado los sucesos; y ella me aconseja pertenecer a mi familia como tantas veces he dicho a V. que es mi voto y mi ambición. El servicio a pueblos ingratos me es tan molesto como la carrera pública. Antes de pisar el suelo colombiano repito esta declaración, así como repito que el mayor premio que puedo recibir por mis servicios, es la amistad y el afecto del Libertador de mi patria. Consérvemelos V., mi querido general, porque después de reunirme a mi familia, es lo que más me lisonjeará en el retiro de mi vida».
«Tuve en el Callao una carta de Caracas, y sé que mis hermanos han sido arruinados por los facciosos de la costa de Cumaná. V. sabe cuánto amo a mis hermanos y cuánto anhelo llenar el encargo que me dejó mi padre por ellos. Ruego, pues, que se les auxilie con el dinero que, por disposición del gobierno, entregué en las cajas de Guayaquil para ser abonado a mis hermanos en Venezuela. Perdone V. que en esta primera carta hable de tal asunto, pero me obliga á ello la situación aflictiva de los mismos».
Llegado al Ecuador, se encontró con que los peruanos habían acelerado sus preparativos de guerra y avanzaban por el Macará. El país estaba bajo el gobierno de Flores, como jefe superior del Sur de Colombia...........

jueves, 17 de abril de 2014

Intentan asesinar al Libertador

(Viernes, 17 de Abril de 1818)
El 17 de abril de 1818 intentan asesinar al Libertador en el sitio conocido con el nombre de Rincón de los Toros, donde había llegado antes para acampar.
En la oscuridad de la noche del día 17, entraron al campamento el Capitán Tomás Renovales y ocho soldados, quienes al verse descubiertos dispararon hacia la hamaca de Bolívar.
El propio Libertador narra así el episodio: «... Ibarra (su primer edecán) regresó en aquel momento; yo estaba sentado en mi hamaca, poniéndome las botas; Santander seguía hablando conmigo; Ibarra se acostaba, cuando una fuerte descarga nos sorprende...
El general Santander gritó en el mismo instante: «¡el enemigo! ». Los pocos que éramos nos pusimos a correr hacia el campo, abandonando nuestros caballos y cuanto había en la mata. Mi hamaca, según supe después, recibió dos o tres balazos; yo, como he dicho, estaba sentado en ella, pero no recibí herida alguna, ni tampoco Santander, Ibarra ni el general Briceño, que estaban conmigo; la oscuridad nos salvó. La partida que nos saludó con sus fuegos era española ... »
Casi enseguida vino el ataque al campamento, donde 900 patriotas fueron derrotados por unos 500 realistas, gracias al factor sorpresa.

lunes, 14 de abril de 2014

Día del Panamericano (14 de abril)

(Domingo, 14 de Abril de 1811)
"En todo el Continente Americano se celebra este día. El objetivo de esta fiesta es exaltar los ideales y relaciones de hermandad que deben existir entre todos los pueblos de América.
Como miembros de un mismo Continente debemos estrechar nuestras relaciones, ya que en la medida que logremos coordinar acciones y actividades en conjunto, cooperando con espíritu fraterno unos con otros, podremos superarnos y engrandecer nuestras naciones y nuestro Continente.
En Venezuela, desde los inicios de la Primera República, el ideal Panamericano estuvo siempre en el corazón de nuestros Libertadores. Ya en nuestra primera constitución se sostenía que cualquier persona nacida en el Continente Colombiano (nombre dado al Continente Americano por Miranda) podía ser gobernante de Venezuela. La fraternidad de los pueblos americanos constituía para Miranda una meta, un ideal, un destino inamovible. En 1811 el panamericanismo formaba parte del deseo general de los venezolanos, deseo cimentado en la búsqueda de la Unidad y de la Universalidad, deseo consagrado en la estrofa trina de nuestro Himno Nacional:
"Unida con lazos que el cielo formó, la América toda existe en Nación...".
Bibliografía:
López Blanco, Raiza. Laminario histórico de Venezuela. -- Caracas : Representaciones Loga, 1990. -- P.38

domingo, 13 de abril de 2014

Francisco Linares Alcántara

(Miércoles, 13 de Abril de 1825)
Francisco Linares Alcántara
Nació el 13 de abril de 1825 en Turmero, estado de Aragua. Hijo de Francisco de Paula Alcántara, prócer de la Independencia, y de Trinidad Linares.
General y político venezolano, presidente de la República (1877-1878), el congreso le dio el título de «el Gran Demócrata». Nació en Turmero (estado de Aragua) en 1825 y era hijo de un general prócer de la Independencia.
Inició su carrera militar en 1846; participó en la Guerra Federal (1859-1863) y en defensa de la causa liberal (1868-1870). Su carrera política se inició en 1854, como diputado al Congreso Nacional por el estado de Aragua.
En 1873 el presidente Antonio Guzmán Blanco le nombró primer designado de la República, y como tal se encargó del poder ejecutivo en ese año y también en 1874. En 1877, tras haber triunfado en las elecciones, fue elegido presidente por el Congreso Nacional. Su gobierno, que se caracterizó por la apertura democrática, publicó el denominado Decreto de la Paz (mayo 1877), que autorizaba el regreso a Venezuela de los exiliados políticos de Guzmán Blanco, entre ellos el Arzobispo Guevara y Lira.
También puso en marcha medidas para favorecer la autonomía económica de los diversos estados de Venezuela.
Francisco Linares Alcántara falleció el 30 de noviembre de 1878 en La Guaira en el ejercicio del poder.
El 9 de diciembre, el general Jacinto Gutiérrez, presidente encargado de la República según la ley por ser el presidente de la Alta Corte Federal, decretó el traslado de sus restos al Panteón Nacional, cuya inhumación se produjo el 4 de diciembre del mencionado año. El congreso le dio el título de «el Gran Demócrata».