miércoles, 2 de abril de 2014

Muere Justo Briceño

(Jueves, 2 de Abril de 1868)
Muere Justo Briceño
Justo Briceño nace en Mérida el 17 de Julio de 1792 y muere en Caracas el 2 de abril de 1868
Militar de la independencia de dilatada actividad castrense y política hasta mediados del siglo XIX. Su nombre completo era José Justo María Briceño Otálora. Fueron sus padres Eugenio Briceño y de Peralta y María Teresa Otálora Uzcátegui. La vida de Briceño transcurrió entre Mérida y Ejido, en donde la familia Briceño poseía tierras y otros bienes. A temprana edad, viajó a Caracas, donde completó su educación. En 1810, al comienzo del proceso de la Independencia ingresa al regimiento de soldados de caballería del Cuerpo Nacional de Agricultores de Caracas. Poco después milita bajo las órdenes del general Francisco Rodríguez del Toro y a las del general Francisco de Miranda en las acciones para someter a Valencia (1811) y demás campañas de la Primera República. En 1813 forma parte del ejército de Simón Bolívar y en la acción de La Puerta, el 3 de febrero de 1814, resultando herido. En 1816, llega a Haití de donde sale con la Expedición de los Cayos el 31 de marzo de ese año. El 1 de junio de 1816 es herido nuevamente en la toma de Carúpano, encontrándose bajo las órdenes directas de Bolívar, lo que sin embargo no le impide tomar parte en el desembarco de Ocumare de la Costa y en las acciones que siguieron a lo largo del año 1816, durante la Retirada de los Seiscientos.
En la batalla de Los Alacranes, el 6 de septiembre de 1816, recibe otra herida. Para esa época ya era coronel efectivo. Participa activamente en las campañas de Guayana (1817); del Centro (1818), donde se distingue en la acción del Paso de la Cruz, en el río Guárico; del Apure (1819), donde combate en las Mangas Marrereñas; cruza los Andes con el Ejército Libertador (junio-julio 1819) y pelea en los Corrales de Bonza y en la batalla del Pantano de Vargas (25.7.1819) en el curso de la cual recibe una nueva herida, lo que le impide combatir en la batalla de Boyacá. Durante las campañas de Venezuela, entre 1821 y 1822, ejerce el mando de las fuerzas que se baten con los realistas en Coro y en la península de Paraguaná. En esa época, es gobernador político, comandante general e intendente de la provincia de Coro. En 1827, se desempeña como intendente y comandante general del departamento del Zulia; ese mismo año, el Libertador lo asciende a general de brigada. Durante el bienio 1829-1830 lleva a cabo una intensa actividad militar y política para sostener el gran sueño de Bolívar: la Gran Colombia. Al producirse la disolución de la Gran Colombia, abandona la Nueva Granada y se dirige a la isla de Jamaica, y de allí regresa más tarde a Venezuela.
En 1835 es uno de los principales jefes que al lado de los generales Santiago Mariño y Pedro Briceño Méndez y del comandante Pedro Carujo, entre otros, encabezan la llamada Revolución de las Reformas contra el presidente José María Vargas. Sin embargo, al ser derrotado este movimiento en 1836, Briceño marcha al exilio en Curazao, donde permanece hasta 1843. Luego con motivo del alzamiento del general José Antonio Páez contra el presidente José Tadeo Monagas, éste lo nombra en 1848 jefe de operaciones para enfrentarse a los partidarios de Páez que se habían hecho fuertes en Maracaibo, a quienes domina después de haber forzado la barra de Maracaibo y combatido en Bajo Seco. Debido a esta destacada participación, Monagas lo asciende en 1849 a general de división; estableciendo luego en Caracas y solicitando en 1852 la pensión de inválido. En 1858 participa, como jefe de una fuerza naval que bloquea a La Guaira, en el movimiento que depone al presidente José Tadeo Monagas. Después del triunfo, es nombrado consejero de Gobierno tras lo cual es enviado como jefe de operaciones a la provincia de Barcelona, que no ofreció resistencia por lo que a comienzos de abril, arrestó al general José Gregorio Monagas y varios de sus partidarios, como el comandante Ruperto Monagas y el coronel Francisco J. Oriach y los condujo presos desde Barcelona hasta La Guaira en un buque de guerra. Elegido diputado por la provincia de Caracas a la Convención Nacional, cuyas sesiones se inician en Valencia el 5 de julio de 1858, asiste a la misma y participa en los debates, hasta que éstos se cierran a comienzos de 1859. En septiembre de 1863, culminada la Guerra Federal, en la cual tuvo participación activa, es ascendido al grado de general en jefe como un reconocimiento a sus servicios. Durante los últimos años de su vida, que transcurrieron en Caracas, estuvo bajo el mando de sus primas María Ignacia e Isabel Briceño Jerez, hijas del coronel Antonio Nicolás Briceño y de Dolores Jerez Aristiguieta.
Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 21 de mayo de 1873.
Fuente: venezuelatuya.com Junio 2010

Vuelvan Caras (Queseras del medio)

(Viernes, 2 de Abril de 1819)
El 2 de abril de 1819, con 154 llaneros Páez atraviesa el Arauca en busca de las tropas enemigas, y dejándose perseguir un trecho, como quien huye, se devuelve presuroso al grito de «¡vuelvan caras!», y aprovecha el desconcierto de los realistas para penetrar en sus filas y derrotarlas.
Las Queseras del Medio, que así se llamó esta acción por el sitio que sirvió de escenario, dieron al caudillo llanero una victoria inenarrable y le merecieron del Libertador el título de «la mejor lanza del mundo».
En algunas partes se registra esta batalla el día 2 de abril, y del mismo parte de guerra se infiere que ocurrió el día 2. Sin embargo, el propio Páez en su Autobiografía señala que fue el 3 de abril.
Luego de tan heroica acción, Bolívar premió a los 150 guerreros con la Cruz de los Libertadores y dictó una hermosa proclama que decía: «¡Soldados! Acabáis de ejecutar la proeza más extraordinaria que puede celebrar la historia militar de las naciones.
Ciento cincuenta hombres, mejor diré ciento cincuenta héroes, guiados por el impertérrito general Páez, de propósito deliberado han atacado de frente a todo el ejército español de Morillo. Artillería, infantería, caballería, nada ha bastado al enemigo para defenderse de los ciento cincuenta compañeros del intrepidísimo Páez, las columnas de caballería han sucumbido al golpe de nuestras lanzas; la infantería ha buscado un asilo en el bosque; los fuegos de sus cañones han cesado delante de los pechos de nuestros caballos... »
El investigador José A. Febres Guevara ha hecho un seguimiento a cada uno de los héroes de esta jornada apureña, y ha demostrado que no fueron 150 sino 154, incluyendo al propio Páez, que desde luego también participó.

Movimiento de Juan Francisco León

(Miércoles, 2 de Abril de 1749)
Juan Francisco León había nacido en la Isla del Hierro, Canarias, en 1692. Fundó la villa de Panaquire, en Barlovento, donde se aplicó al cultivo del cacao, como modesto hacendado. Compartía estas labores con las de Teniente de Justicia de Panaquire, por derecho de fundador poblador. El 2 de abril de 1749 se le presentó don Martín de Echevarría, un vasco, con la noticia de que estaba destituido y era su reemplazante.
Ni León ni los habitantes de Panaquire aceptaron el nombramiento de Echevarría, por ser una imposición de la Compañía Guipuzcoana, cuyo factor, Juan Manuel de Goyzueta, manejaba a su antojo la política venezolana, quitaba y ponía gobernadores y demás funcionarios.
El pueblo amotinado marchó sobre Caracas, con el propio Juan Francisco León a la cabeza, originándose un verdadero movimiento de masas de interesante repercusión. Con gente de Caucagua, Guatire, Guarenas, El Guapo y otras comarcas se juntaron unos 800 hombres entre esclavos, indios y canarios.
Llegaron el 19 de abril de 1749 a Chacao, pregonando que «el intento directo es solamente la destrucción total de la Compañía Guipuzcoana .. » Como las autoridades no actúan, siguen hasta Caracas al son de tambores de guerra y con banderas encarnadas. Rodean la casa del Gobernador con gente armada, y al resto lo mandó a apostarse en la Plaza de la Candelaria, siempre canaria, y donde León tenía su casa; pero faltóle a Juan Francisco la garra del león; le faltó el coraje del caudillo. Su fe en la Ley y en la Justicia lo perdió. En lugar de exigir, llegó inclinando la cabeza respetuosamente ante las autoridades y protestando la fidelidad al Rey. El Gobernador Castellanos, para distraerlo más, huyó disfrazado de monje en la madrugada del 4 de mayo, hacia La Guaira, y allí instaló su Gobierno.
Después de varios meses, como no se le cumplen las promesas, Juan Francisco arremete nuevamente contra la capital (1º de agosto), pero esta vez con más de ocho mil hombres. De allí se dirige León hasta La Guaira en busca del Gobernador, y éste, ante la imponente demostración de poder popular, fingió hacer salir de Macuto y Puerto Cabello a los funcionarios de la Compañía.
En noviembre de ese mismo año de 1749 llega el nuevo Gobernador, Julián de Arriaga, quien hace las paces con León y ordena un indulto general. León esboza su programa de política económica, que puede resumirse en estos puntos:
Fluctuación de precios de acuerdo con la oferta y la demanda. * Libertad para transportar el cacao hasta cualquiera de los puertos. * Eliminación del intermediario. * Libertad de comercio. * Que no se restrinja más el tabaco. * Indemnización de daños causados por la Compañía.
Removido Arriaga, llega Felipe Ricardos aplicando medidas crueles y brutales, desconociendo hasta el indulto concedido por su antecesor. Irritado en extremo, León decidió irse a las armas y hacerle frente al Gobernador. No pudiendo combatir contra un ejército veterano, dispersó su gente y se dedicó a huir por los montes, ríos y sabanas, durante seis meses, hasta que cansado y hostigado por el gobierno, tuvo que rendirse. El 9 de febrero de 1752 prestó declaración y fue remitido preso a España, junto con su hijo Nicolás. El precio de la libertad sería la participación obligada en las campañas militares de España en sus colonias africanas.
La casa de Juan Francisco León fue destruida y sembrada de sal. La pena que le fue impuesta no la cumplió, porque murió en Cádiz el 2 de agosto de 1752. Pero muy poco tiempo después fueron encontradas válidas sus pretensiones, y la Compañía Guipuzcoana fue eliminada.

lunes, 31 de marzo de 2014

La Expedición de los Cayos (Jacmel)

(Domingo, 31 de Marzo de 1816)
El 8 de diciembre de 1816 Bolívar, desde el puerto haitiano de Jacmel, emprenderá la segunda Expedición de Los Cayos, conocida con este nombre, aunque salió de este puerto de Jacmel. Aquí se aloja el Libertador por doce días en casa de la familia Christ. Apunta el historiador Paúl Verna que esta casa fue destruida por un incendio en 1896, pero la calle en que estaba ubicada se llama Calle Bolívar, por decisión de la Municipalidad de Jacmel de 1944.
En 1816 se inició un nuevo intento de recuperación republicana que, a diferencia del 1813, tuvo resultados duraderos. Las operaciones militares de este año 1816, permitieron a los patriotas ocupar una vez más el territorio de las provincias orientales y emprender acciones que condujeron a la ocupación de la provincia de Guayana. Los acontecimientos más importantes de 1816 se desarrollaron en la forma siguiente:
El Libertador no pudo conseguir en Jamaica la ayuda que buscaba para intentar la invasión de Tierra Firme. Enterado de que la plaza de Cartagena, sitiada por Morillo, había caído en poder de los realistas, y que un buen número de defensores de la plaza habían escapado y se encontraban en Haití, se dirigió a esta isla para hacer contacto con los exiliados patriotas y preparar una expedición a las costas de Venezuela. La buena acogida que le dispensó el Presidente de Haití, Alejandro Petión; la simpatía de éste por la causa hispanoamericana, y el apoyo de Luis Brión, quien había logrado salvar de Cartagena algunos pertrechos y barcos, facilitaron los planes del Libertador. Una asamblea de exiliados patriotas reunida en Los Cayos de San Luis, decidió llevar a cabo la expedición, compuesta de 250 hombres, en su mayoría ofíciales, que zarpó hacia Venezuela el 31 de marzo de 1816. Acompañaban a Bolívar: Mariño, Anzoátegui, Brión, Soublette, Piar, Bermúdez, Mac Gregor, Justo Briceño, Francisco Antonio Zea, Pedro León Torres, Ambrosio Plaza y otros.
Previamente hubo que resolver el problema del mando de la expedición. Varios exiliados se negaban a aceptar a Bolívar como jefe, desconfiados tal vez por el recuerdo del fracaso de 1814, cuya responsabilidad achacaban a El Libertador. Pero Bolívar contaba con las simpatías de Petión y con el apoyo de Brión, que disponía de los recursos salvados de Cartagena. Estos factores determinaron la aceptación de El Libertador como jefe de la expedición mediante el compromiso de que convocara e instalara el Congreso de Venezuela tan pronto fuera ocupado el territorio.
El dos de mayo, las naves patriotas, bajo el mando de Luis Brión, sorprendieron y derrotaron dos barcos españoles a la altura de Los Frailes, al noreste de Margarita. Este mismo día como a las nueve de la mañana cantó el vigía vela enemiga al Oeste, corriendo con las armaduras a estribor, y se reconoció ser una goleta grande de gavia. Poco después se avistó un bergantín, también enemigo Clavando el Pabellón Nacional al palo mayor, la goleta "La Comandanta", donde iba Bolívar, se dispuso a dar caza a los barcos enemigos, se lanza al abordaje del bergantín "El Intrépido", de catorce cañones de a 8, entre los cuales había 6 culebrinas de bronce, y 140 españoles de guarnición al mando del teniente de fragata Don Rafael La Iglesia, que murió en el combate. Aun cuando durante un largo rato estuvieron los buques a menos de un tiro de pistola sin poder fijar los arpeos o garfios, por los esfuerzos del enemigo por impedirlos, por fin se logró la operación, y un grupo de patriotas se lanzó sobre la cubierta de "El Intrépido", blandiendo los sables, y se siguió una lucha desesperada al arma blanca, que finalizó en triunfo para la armada patriota. A raíz de este encuentro, desembarcaron en Juan Griego, y poco después, el 6 de mayo, reunieron en la Villa del Norte una asamblea en la cual tomaron parte los patriotas margariteños que bajo la dirección de Arismendi se habían sublevado poco antes contra las autoridades realistas de la isla. Esta asamblea ratificó a Bolívar como Jefe Supremo y nombró a Mariño como segundo. Con este carácter, El Libertador dictó el 8 de mayo una proclama, en la cual dice, entre otras cosas, lo siguiente:
"Venezolanos: he aquí el tercer período de la República... Nuestras reliquias dispersas por la caída de Cartagena, se reunieron en Haití Con ellas y con los auxilios de nuestro magnánimo almirante Brión, formamos una expedición que, por sus elementos parece destinada a terminar para siempre el dominio de los tiranos en nuestro patrio suelo... El Congreso de Venezuela será nuevamente instalado donde y cuando sea vuestra voluntad..
Yo os autorizo para que nombréis vuestros diputados en Congreso, sin otra convocación que la presente, confiándoles las mismas facultades soberanas que en la primera época de la República...
Españoles que habitáis a Venezuela, la guerra a muerte cesará si vosotros la cesáis: sino, tomaremos una justa represalia y seréis exterminados..".
El primero de junio los patriotas desembarcaron en Carúpano, y al día siguiente El Libertador dictó su célebre Decreto dirigido a los habitantes de Río Caribe, Carúpano y Cariaco, región cacaotera de numerosa población esclava, por el cual se les concedía la libertad a los esclavos que se incorporaran al ejército patriota. El Decreto dice así:
"Considerando que la justicia, la política y la Patria reclaman imperiosamente los derechos imprescriptibles de la naturaleza, he venido ha decretar, como decreto, la libertad absoluta de los esclavos que han gemido bajo el yugo español, en los tres siglos pasados. Considerando que los República necesita de los servicios de todos sus hijos, tenemos que imponer a los nuevos ciudadanos las condiciones siguiente:
Artículo primero. Todo hombre robusto desde la edad de catorce hasta la de sesenta años, se presentará en la parroquia de su Distrito a alistarse en las banderas de Venezuela, veinte y cuatro horas después de publicado el presente decreto.
Artículo cuarto. Los parientes de los militares empleados en el ejército libertador gozarán de los derechos de ciudadanos y de la libertad absoluta que les concede este decreto a nombre de la República de Venezuela.
Mariño, Piar y Arismendi quedaron al mando de las operaciones militares en Oriente; y El Libertador, con 600 hombres, se embarcó en Carúpano con rumbo al centro. Desembarcó en Ocumare de la Costa y destacó la vanguardia hacia los Valles de Aragua para forzar el ataque a Caracas. Sin embargo, sus tropas fueron rechazadas y tuvo que reembarcarse, dejando en tierra algunos contingentes. Bolívar se dirigió a Bonaire, y poco después volvió a Oriente donde fue desconocido por Mariño y Bermúdez. Después de este hecho, El Libertador se marchó de nuevo a Las Antillas, en donde permaneció hasta fines de 1816. El 28 de diciembre de ese mismo año, desembarcó de nuevo en Juan Griego y de allí pasó a Barcelona, reconocido una vez más como Jefe del Ejército Patriota.
Las tropas que quedaron en Ocumare de la Costa, bajo la dirección de Mac Gregor, evadieron el encuentro con los realistas, y a través de los Valles de Aragua y los llanos de Guárico, fueron a incorporarse a las guerrillas de Zaraza y Monagas. Estos contingentes engrosaron en los llanos de Barcelona las fuerzas que Piar había llevado desde Carúpano, y juntas bajo la dirección de Piar, derrotaron a los realistas en El Juncal, asegurando con esta victoria las posiciones patriotas en las provincias orientales.
A fines de 1816, la situación de los patriotas era de franca recuperación. El balance de los hechos militares de ese año, permite establecerlas siguientes conclusiones:
1) Volvieron al país importantes contingentes de patriotas que se habían refugiado en Las Antillas.
2) Se realizó la unificación de estos contingentes con las guerrillas que habían quedado en el país después del fracaso republicano de 1814.
3) Se obtuvieron triunfos militares que pusieron en manos patriotas el territorio oriental.
4) La ocupación del Oriente permitió a los patriotas llevar a cabo la conquista de la provincia de Guayana.

Batalla de Bocachica

(Jueves, 31 de Marzo de 1814)
El 31 de marzo de 1814, cerca de San Mateo, se produce un nuevo encuentro entre las tropas republicanas, al mando de Santiago Mariño y las realistas, bajo la conducción de Boves, en lo que se conoce como la Batalla de Bocachica.
Ambos ejércitos estuvieron enfrentados desde la mañana hasta el final de la tarde en que, vencidos por la fatiga, emprendieron la retirada; Mariño, hacia La Victoria y Boves hacia Valencia. Antonio José de Sucre forma parte del Estado Mayor del General Mariño.