A pesar que se suele decir que los militares son muy represivos en el gobierno, los gobiernos civiles de Betancourt y Leoni mostraron otra cosa. Según Diógenes Caballero, "el hombre de la chaqueta negra", uno de los conspiradores contra Pérez Jiménez, dice que ni a Castro León, uno de los conspiradores, ni a Medina Angarita les gustaba la sangre. Por eso, dice, no fueron capaces de actuar en el momento en que debieron. Según él, "si Pérez Jiménez hubiese querido combatir, tenía con presentar pelea". Este mismo dice que para Betancourt "era necesario derramar toda la sangre que hiciera falta, no para salvar la democracia, sino su presidencia, su mandato, su partido, más nada. Quería salvarse el mismo". Todo eso siendo un civil, no un militar como lo fueron Angarita, Pérez Jiménez o López Contreras.
Fuente: 23 de enero habla la conspiración de Agustín Blanco Muñoz.