sábado, 22 de febrero de 2014

Americo Vespucio y el nombre de América

(Viernes, 22 de Febrero de 1512)
El 22 de febrero de 1512 muere en Sevilla Américo Vespucio, quien por su condición de cartógrafo y los numerosos escritos sobre las tierras descubiertas por Colón y sus seguidores, además de su gran astucia, logró que se originara de su nombre el de América. Había nacido en Florencia, Italia, hacia el año de 1454.
En realidad, Vespucio fue el primero que se dio cuenta de la continentalidad de América, y por tanto que estaban frente a un Nuevo Mundo. Así, en 1504 escribe su polémica obra Mundus Novus, que se popularizó prontamente, haciéndose 12 ediciones el primer año.
En 1505 publicó su famosa Carta, donde habla de sus cuatro viajes. Esta Carta fue traducida al latín y publicada en 1507 por el cartógrafo Martín Waldseemüller, quien propuso de plano que se diera el nombre de América al nuevo continente, por considerar que el mérito del descubrimiento era suyo. Así, sin que el propio Américo Vespucio lo supiera, se estaba inmortalizando su nombre.
Lo mismo sucedió con Venezuela.
Los primeros exploradores, al penetrar en el lago de Maracaibo, descubrieron varios poblados cuyas casas, apoyadas en estacas clavadas en el fondo del lago, estaban edificadas sobre el agua. Esta disposición les recordó Venecia; por tanto, llamaron al conjunto Venezuela; o sea, «pequeña Venecia». El nombre se debe al italiano Américo Vespucio, que, junto con Juan de la Cosa, participó en la expedición de Alonso de Ojeda, efectuada en 1499.
El cronista fray Pedro Simón, en su obra Noticias historiales, dice que, cuando los primeros europeos descubrieron el lago, lo hallaron habitado, especialmente hacia el este. Había grandes poblados formados de palafitos -es decir, construidos dentro del agua - cerca de las orillas y también en partes más profundas, en las que el agua llegaba a la altura del pecho. Las casas estaban apoyadas sobre grandes maderos clavados en el fondo y sus habitantes se comunicaban mediante canoas. Como de este modo está fundada Venecia, dice Simón, les pareció bien a los conquistadores poner por nombre a esta laguna y a sus poblaciones Venezuela, nombre que se extendió a toda la provincia. Los hombres viven sobre el agua, añade el cronista, en busca de más salud y por librarse de los mosquitos, «de los que hierve la tierra».

lunes, 17 de febrero de 2014

El Acuerdo de Ginebra

(Jueves, 17 de Febrero de 1966)
El 17 de febrero de 1966 se firma el llamado Acuerdo de Ginebra, entre los Gobiernos de Venezuela y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, en consulta con el Gobierno de Guayana Británica.
Por dicho acuerdo se creó una comisión mixta «con el encargo de buscar soluciones satisfactorias para el arreglo práctico de la controversia entre Venezuela y el Reino Unido surgida como consecuencia de la contención venezolana de que al laudo arbitral de 1899 sobre la frontera entre Venezuela y la Guayana Británica es nulo e írrito».
Por el artículo IV se establecía un plazo de cuatro años para que la comisión mixta llegara a un acuerdo completo sobre la solución de la controversia; en caso contrario, la misma comisión referiría a los Gobiernos de Venezuela y Guyana en su informe final cualesquiera cuestiones pendientes, y dichos Gobiernos escogerían alguno de los medios de solución pacífica previstos en el artículo V que establece que «con el fin de facilitar la mayor medida posible de cooperación y mutuo entendimiento, nada de lo contenido en este acuerdo será interpretado como una renuncia o disminución por parte de Venezuela, el Reino Unido o la Guayana Británica, de cualesquiera bases de reclamación de soberanía territorial en los territorios de Venezuela o Guayana Británica o de cualesquiera derechos que se hubiesen hecho valer previamente, o de reclamaciones de tales soberanías territoriales o como prejuzgando su posición con respecto a su reconocimiento o no reconocimiento de un derecho a reclamo o base de reclamo por cualquiera de ellos sobre tal soberanía territorial».

Muere Ignacio Andrade

(Martes, 17 de Febrero de 1925)
Muere Ignacio Andrade
El 17 de febrero de 1925 muere en Macuto, Litoral Central, Ignacio Andrade, militar, político y Presidente de la República (1898-1899). Se sospecha que nació en Mérida en diciembre de 1836. No ha aparecido su partida de bautismo.
Cuando el célebre «Mocho» Hernández presentó su candidatura a la Presidencia de la República, en 1897, fue derrotado por el candidato oficialista por un gran margen. Mientras el General Hernández obtenía 2.203 votos, el General Ignacio Andrade sacaba 406.610, incluido el voto de su favorecedor, el Presidente Joaquín Crespo. Los resultados fueron considerados como el primer gran fraude político que se comete en Venezuela.
Con la vida pagará Crespo este apoyo, ya que el «Mocho» Hernández, alzado, va a despertar las iras presidenciales y es el propio Crespo quien sale a perseguirlo, con tan mala suerte, que cuando lo encuentra en Mata Carmelera (Cojedes), un tiro extraviado le apaga el corazón al expresidente, el 16 de abril de 1898.
A Ignacio Andrade le corresponde un período constitucional de cuatro años: 1898-1902. Se posesionó el 20 de febrero de 1898, pero Cipriano Castro, al frente de su Revolución Liberal Restauradora, lo tumbó el 19 de octubre de 1899.
Andrade ha sido, hasta ahora, el único Presidente merideño. Nació supuestamente en la ciudad de Mérida en 1836, hijo de un ilustre prócer de la independencia, el zuliano de los Puertos de Altagracia, José Escolástico Andrade, uno de los héroes de Carabobo, Junín y Ayacucho.
Pero el Presidente Andrade tenía algo de sí mismo. El fracaso de su gobierno no puede achacársele a falta de capacidad ni de honestidad, que ambas las poseyó en alto grado.
Era un verdadero demócrata liberal, hombre trabajador y con la experiencia adquirida en el ejercicio de diversos e importantes empleos públicos: Presidente del Estado Falcón y del Gran Estado Miranda; Senador; Ministro de Educación; y, fiel a su ideal de servicio público, aun después de haber sido Presidente, al regresar del exilio acepta el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores bajo el régimen de Juan Vicente Gómez.
El corto período presidencial de Andrade, de menos de veinte meses, se debe atribuir a la situación general del país en confusión, la amenaza constante del caudillismo, la revolución del «Mocho» Hernández, la del General Ramón Guerra, y otras calamidades desatadas por la naturaleza.
El viejo General Andrade, ya de 89 años de edad, murió en Macuto, en plena actividad creadora, según relata la prensa de aquellos días.
El periódico «El Nuevo Diario», de Caracas, le dedica este elogio: «Ha desaparecido un hombre justo, un gran patriota, un ciudadano ilustre y un padre de familia ejemplar». Se dice que Ignacio Andrade trabajó hasta el último día, para aliviar su extrema pobreza, la de su esposa y la de sus siete hijos.

La Batalla de Coplé

(Viernes, 17 de Febrero de 1860)
Durante la encarnizada guerra federal, el 17 de febrero de 1860 se libra en la laguna de Coplé (Guárico) la batalla del mismo nombre, entre las fuerzas de Juan Crisóstomo Falcón, que había sustituido a Zamora, y las constitucionales de León de Febres Cordero. En esta batalla quedó destruido el ejército federal.
Coplé es la segunda de las dos grandes batallas por la Federación. La primera, la de Santa Inés, resultó una victoria para las tropas federales. Coplé fue un desastre, quizás porque estaba vivo el dolor producido por la muerte de Zamora. Sin embargo, la recuperación de los federalistas fue notoria, hasta el punto de triunfar e imponer gobierno, constitución y sistema.

Simón Bolívar presidente de Venezuela

(Miércoles, 17 de Febrero de 1819)
Simón Bolívar presidente de Venezuela
El acto reviste la mayor solemnidad. Ante 26 de los 30 diputados electos, ante distinguidas personalidades invitadas, el 15 de febrero de 1819 se instala el Congreso de Angostura con un discurso medular de Simón Bolívar, Jefe Supremo de la República desde 1816.
Francisco Antonio Zea es electo Presidente del Congreso, y éste, ya en posesión, invita a tomar la elección de un Presidente de la República interino. Como era de esperarse, el elegido es Simón Bolívar. Al Libertador, sin embargo, le preocupa más la guerra que la Presidencia. Pide, por tanto, que se le acepte la renuncia:
«Legisladores: Yo deposito en vuestras manos el mando supremo de Venezuela. Vuestro es ahora el augusto deber de consagraros a la felicidad de la República; en vuestras manos está la balanza de nuestros destinos, la medida de nuestra gloria; ellas sellarán los decretos que fijan nuestra libertad.... »
Las discusiones duran dos días. Los diputados insisten en que Bolívar debe ser el Presidente interino. El día 17 de febrero aceptó y juró obediencia al Soberano Congreso.
SIMON BOLIVAR PRESIDENTE DE VENEZUELA

A dos días de haberse instalado el célebre Congreso de Angostura, el 17 de febrero de 1819, Simón Bolívar se juramento como Presidente de Venezuela. A partir de ese momento aparece en los documentos oficiales la denominación «Libertador Presidente de la República de Venezuela», hasta el 17 de diciembre de este mismo año, en que pasa a ser Presidente de la nueva República de Colombia que él mismo ha creado.

La Reina doña Juana La Loca y la Hacienda Pública

(Miércoles, 17 de Febrero de 1531)
Mientras su hijo, Carlos V, estaría seguramente disfrutando, como solía, de un buen vino del Rhin, la Reina doña Juana la Loca, en su pleno juicio esa mañana del 17 de febrero de 1531, dictaba y firmaba en Ocaña (Castilla la Nueva), «Yo la Reina», las instrucciones para el cabal desempeño de la Real Hacienda en Venezuela, cuya Gobernación estaba en poder de los Welser o Belzares, en la persona de Ambrosio Alfinger, desde el 28 de febrero de 1529.
La Instrucción de doña Juana constituye, según Guillermo Morón, un «instrumento que puede considerarse como el primero de carácter general destinado a poner orden, cuando la provincia está conformada y en parte conocida».
Es posible que la Reina ignorara que se había puesto a la naciente Venezuela en manos de unos alemanes inescrupulosos, crueles y bárbaros; pero, como quiera que fuese, ella estaba decidida a ejercer un estricto control en la administración de sus posesiones en las Indias. Estaba claro que aunque el Gobierno fuera de los Belzares, se gobernaba en nombre de Castilla y a Castilla se le entregaban cuentas. «Junto a la barbarie alemana -señala Mario Briceño Iragorry- estaba el espíritu de organización de España».
Por eso moraban ya en Coro sus Oficiales Reales, por eso dicta para ellos la Instrucción sobre «la forma y orden que es nuestra merced y voluntad guarden y tengan nuestros oficiales de la Provincia de Venezuela y Cabo de la Vela, que son nuestro tesorero, contador y factor .. ».
Como se estaba muy lejos, y alguna desconfianza se dejaba colar, amén de que, como se dice, la ocasión hace al ladrón, quiso la Reina prevenir los fraudes, la corrupción administrativa y reducir la tentación, ordenando que todo el oro y las perlas «que en la dicha tierra nos perteneciera», así como el quinto, el almojarifazgo u otros impuestos, «se pongan en un arca de tres llaves», con tres cerraduras diferentes, y que cada uno de los oficiales se quede con una llave.
De modo que sólo los tres Oficiales juntos podían abrir el arca de las tres llaves, que debía contener, además, «un libro encuadernado que se intitule el Libro Común», donde se asienten las partidas especificando detalladamente los ingresos y los egresos, esto es, mediante el sistema de Carga y Data, que se utilizó desde 1529 hasta 1786, cuando se puso en vigencia entre nosotros el sistema de Partida Doble.
La Reina ordenó también la apertura de «otro libro grande encuadernado», que era el Libro de los Acuerdos, una especie de libro de actas, donde se dejaba constancia de los acuerdos a que llegasen los Oficiales en cuanto a Hacienda se refiere. Cada uno de los Oficiales, además estaba obligado a llevar un libro aparte, de modo que cada uno de los libros debía coincidir entre sí, para luego trasladar las partidas al Libro Común. Con esto se creó «un mecanismo de control que demostró ser de incuestionable eficacia para prevenir fraudes, y se mantuvo en vigencia hasta finales del siglo XVIII, o sea hasta el establecimiento del sistema de Partida Doble».
Con este control efectivo del arca de las tres llaves se inició lo que es hoy la Contraloría General de la República. El Contralor José Ramón Medina ha dicho:
«Si hemos de señalar una fecha y un documento clave, debernos mencionar la famosa Real Cédula promulgada por Juana la Loca el 17 de febrero de 1531, la cual constituye el punto de arranque del control y manejo de la administración de la Real Hacienda en las posesiones de la antigua Provincia de Venezuela».
En otra parte, refiriéndose al Arca de las Tres llaves, el mismo autor señala: «Es por su importancia histórica que esta primigenia norma de control se mantiene presente en el logotipo que distingue desde hace algunos años a nuestro organismo contralor».

domingo, 16 de febrero de 2014

Juan Bautista Dalla-Costa (Hijo)

(Domingo, 16 de Febrero de 1823)
El 16 de febrero de 1823 nace en Ciudad Bolívar Juan Bautista Dalla-Costa Soublette, «el hombre más notable que tuvo Guayana en la segunda mitad del siglo XIX», según Héctor García Chuecos.
Se le llama Dalla-Costa, hijo, para diferenciarlo de su padre Juan Bautista Dalla-Costa, comerciante genovés que llega a Venezuela en el año de 1814, activo contribuyente, con recursos económicos, a la causa republicana.
Dalla-Costa, hijo, fue un gran estudioso. A los conocimientos que adquirió en las aulas de la ciudad nativa se agregaron los que obtuvo en sus prolongados viajes por casi todo el mundo.
En 1863 fue nombrado Gobernador de Guayana, hasta que el avance de la Revolución Federal le hizo abandonar el cargo. Tres años más tarde ejerció el mismo destino. Fue durante este período cuando abrió una contribución pública para levantar la estatua de Simón Bolívar en la Plaza de Angostura. Esta estatua, inaugurada en 1869, es la más antigua de las existentes en el país.
Cuando llegó al poder Guzmán Blanco en 1870, los favorecedores del Ilustre Americano derrocaron a Dalla-Costa; pero el propio Guzmán, sabedor de las cualidades del guayanés insigne, lo nombró Ministro Plenipotenciario en Washington, en 1874. De allí regresó para ocuparse nuevamente de la Gobernación de Guayana.
Dalla-Costa se adelantó, en casi dos años, al famoso decreto de Guzmán Blanco sobre educación pública, gratuita y obligatoria. Sus indiscutibles méritos lo llevaron, aunque sin éxito, a ser candidato a la Presidencia de la República.
Murió en Ciudad Bolívar, el 10 de febrero de 1894 el ilustre guayanés quien fuera Presidente progresista del hoy estado Bolívar.

Páez vence en Mata de la Miel

(Viernes, 16 de Febrero de 1816)
El 16 de febrero de 1816, José Antonio Páez, con sólo 300 hombres de caballería, vence a 1.600 realistas en el sitio denominada La Mata de la Miel.
Esta primera gran victoria de Páez, joven aún dejó en poder de los patriotas unos 500 prisioneros, arma y municiones y más de 3.345 caballos, indispensables para el llanero.
Es en esta acción donde Páez -según narra en su autobiografía- sin darse cuenta se acercó demasiado al enemigo, quien comenzó a disparar, hiriendo mortalmente a su caballo, a lo cual «tomando entonces uno de los dragones, me reuní con mis tropas, a quienes (lo recuerdo como si fuera hoy) les dirigí la más estupenda proclama que jamás ocurrió a general alguno.
-Compañeros, les dije, me han matado mi buen caballo, y si ustedes no están resueltos a vengar ahora mismo su muerte yo me lanzaré solo a perecer entre las filas enemigas. Todos contestaron «Sí, la vengaremos».
Por esta importante acción, el gobierno de Nueva Granada le concede el grado de Comandante. El historiador J.A. Cova afirma que «después del combate de «Mata de la Miel», Páez se crece como caudillo de los llaneros. Es su jefe indiscutible y entre ellos manda y gobierna con la omnipotencia de un sultán. Ha dejado atrás a todos los que fueron sus primeros compañeros de armas: Nonato Pérez, Genaro Vásquez, Antonio Figueredo... Su guerra es típica y original, y su «gente» son «montoneras», que forman, no una tribu bárbara en marcha».