martes, 15 de diciembre de 2015

“No tengo más título que el de haber sido el último médico de Simón Bolívar, el Genio de América, el más grande y el más convencido sacerdote de la democracia que hayan conocido los siglos”. Afirmó el Dr, Alejandro Próspero Reverend. Los boletines redactados por él y el protocolo de la autopsia, constituyen el único testimonio histórico y médico de la enfermedad y muerte de Simón Bolívar, causada según su opinión por "Tisis Pulmonar".
BOLETÍN NÚMERO 24 (ÚLTIMOS DÍAS DEL LIBERTADOR)
S. E. se halla casi lo mismo, con la diferencia que los síntomas han perdido algo de su fuerza. Así es que el calor ha vuelto a los extremos, el pulso está menos deprimido, etc. Además ha arrojado algunos esputos. A pesar de las pocas esperanzas, siguen siempre los fortificantes y alimentos nutritivos, como el sagú con vino.—Diciembre 15, a las seis de la mañana.—REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 25
S. E. sigue lo mismo y aun le vuelve a ratos el hipo. Está siempre con el mismo desvarío. La tos se ha vuelto seca, y no esputa casi nada. La lengua seca en su centro. El pulso menos blando. Sin embargo el frío en los extremos no ha vuelto como ayer. Medicamente pectoral. Sagú por alimento cada dos horas.—Diciembre 15, a la una de la tarde—REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 26
El estado de S. E. es siempre crítico. El mismo desvarío, palabras balbucientes, semblante más decaído, estupor en el rostro, orines en pequeña cantidad; voz ronca, la lengua algo seca, poca expectoración. Las fuerzas vitales estimuladas por el arte no bastan para tanta complicación, y por consiguiente hay muy poca, o por mejor decir, ninguna esperanza de conservar la vida de S.E. el Libertador. Sin embargo siguen los remedios pectorales, y unturas anodinas en el pecho; refrescos en la cabeza, y frotaciones espirituosas en los extremos. Sagú por alimento.— Diciembre 15, a las cinco de la tarde.—REVEREND.
BOLETÍN NÚMERO 27
Vuelven a agravarse los síntomas peligrosos de que se ha hablado antes en los últimos boletines. Ha vuelto el hipo a menudo, la cabeza se ha puesto calurosa, y el frío ha invadido otra vez los extremos; de consiguiente ha resultado el desvarío continuado que S. E. tiene desde esta tarde. La voz se ha puesto más ronca y las palabras balbucientes. Nada de despejo en todo el día. El pecho no se afloja, aunque la tos no es mucha. Los orines son pocos. Refrescos en la cabeza, dos ventosas en las espaldas, y dos vejigatorios en las pantorrillas; el de la nuca ha purgado poco. Se le dieron dos cucharadas de una poción antiespasmódica, y se contuvo el hipo. Tisana pectoral incisiva por agua común. Se le pusieron dos lavativas. Por alimento una taza de sagú cada dos horas.—Diciembre 15, a las nueve de la noche.—REVEREND.

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